Con la sala de la Casa de la Cultura Francisco Rabal de Águilas a rebosar en los tres pases que ofrecieron, La chirimparsa “Las Esturreás” lograron, un año más, brindar un espectáculo cargado de humor, crítica, empoderamiento y, sobre todo, reivindicación, mucha reivindicación.
Reconvertidas en princesas autónomas, la agrupación logró con “Del castillo no me queda ni un ladrillo” poner al público en pie tras algo más de una hora de un espectáculo en el que la intensidad no bajo ni un solo momento.