Se cumple el primer aniversario de la inauguración del memorial en recuerdo de las víctimas aguileñas de la guerra civil y la dictadura franquista. La efeméride escogida para el evento no fue casual, sino que coincidió con el «Día de recuerdo y homenaje a todas las víctimas del golpe militar, de la Guerra y de la Dictadura», celebrado por vez primera el 31 de octubre del año pasado en aplicación de la, entonces, recientemente aprobada Ley de Memoria Democrática.
La placa de mármol, ubicada en la fachada de la entrada al cementerio municipal «viejo», reúne los nombres de los cuarenta y seis vecinos que murieron como consecuencia de la guerra civil o la represión franquista y que tuvieron su primera inhumación, y en la mayoría de casos única, en el camposanto aguileño. Casi medio centenar de historias que permanecieron en el olvido durante décadas hasta que fueron recuperadas por la asociación cultural Amanecer 31, en una ardua labor investigadora coordinada por el historiador Pedro Javier López. «La localización de esas inhumaciones ha supuesto un fuerte impacto en la conciencia de nuestro pueblo, que hasta ahora mantenía la falsa creencia de que nada reseñable había acontecido en Águilas durante los funestos años de la guerra y la inmediata posguerra».
Han tenido que transcurrir más de ocho décadas para que una triste realidad saliera a la luz: en el cementerio municipal de Águilas hay dieciséis fosas con cerca de medio centenar de personas que fueron inhumadas en ellas. «Sus historias son rescatadas como elemento clave para un necesario proceso de resiliencia», apuntan desde la asociación.
El censo de víctimas incluye a militares fallecidos como consecuencia de su actividad en los frentes de batalla, represaliados políticos por la dictadura del general Franco y, especialmente, civiles fallecidos como consecuencia de los bombardeos de la aviación italiana que los días 3 y 31 de agosto de 1938 asolaron la ciudad.
Un año después de la inauguración del memorial, que desde Amanecer 31 describen como «un hito para la dignificación de las víctimas de la guerra española y la represión franquista», desde el movimiento por la Memoria Democrática aguileño continúan reivindicando la adopción de nuevas medidas que avancen por la senda de «la verdad, la justicia y la reparación», los tres pilares sobre los que se sostiene su proyecto socio-cultural.
Para Pedro Javier López, es tan importante «situar en el lugar que le corresponde a las víctimas como a sus verdugos», por ello continúa reivindicando al Ayuntamiento el cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática para suprimir la consideración de Hijos Adoptivos de Águilas a la guarnición militar que ocupó la localidad al término de la guerra y es responsable del asesinato de dos vecinos, los conocidos como Kiko y Maldonado, así como la retirada de la Medalla de Oro de la Villa de Águilas que le fue concedida al dictador en 1969.
«Seguimos luchando por construir una cultura plenamente democrática en nuestro pueblo, que reivindique a aquellos que apostaron por la convivencia, la solidaridad y el respeto a las libertades frente a quienes les persiguieron, condenaron y maltrataron». Afirma Pedro Javier López que «no es una cuestión de ideología, sino de justicia con nuestro pasado».