El Águilas Fútbol Club consiguió su primera victoria de la temporada en el partido que midió ayer a los blanquiazules con el Club Deportivo Toledo en el Salto del Caballo. Un golazo del croata Toni Jovic en el tramo inicial del encuentro premió merecidamente el ejercicio de solvencia y empuje realizado por los de Molo durante los 90 minutos.

Saltó el Águilas al verde con las ideas tan claras como lo fueron los errores cometidos en el estreno liguero ante el Mancha Real. Dijo Molo en la previa del partido que el equipo los intentaría corregir y vaya si lo hizo. La primera parte, de hecho, poco tuvo que ver. Y sí, aquel día el conjunto blanquiazul también salió intenso y generó peligro, pero esta vez el martillazo con el que se debía forjar la espada –toledana, claro- fue infinitamente más certero. Rafa Chumbi descargó un balón a la izquierda que controló Toni Jovic. Y cuando parecía que el croata había perdido la opción de remate franco, armó un disparo tan perfecto que golpeó en el interior del palo antes de colarse en la portería que defendía Olmedo. Era el minuto 9’ de partido.

Tras el gol, el guion del encuentro sí que se alejó descaradamente del representado el pasado domingo. El Águilas se hizo dueño del juego y no sólo acumuló ocasiones para ampliar la ventaja (Rafa Chumbi y Barrenetxea hicieron las dos más claras), sino que denotó sentirse muy cómodo con el balón e incluso sin él. Y con esa dinámica, lo más normal es que se llegase al descanso con el 0-1 en el marcador. Cierto es que el fútbol no siempre acostumbra a respetar los caminos marcados por la lógica, pero en esta ocasión sí se cumplió con el plan establecido… Al menos, durante 45 minutos.

El gran Miguel Ángel Román dijo en su narración de aquel legendario e incandescente Valencia – Getafe de Copa del Rey “¡Qué bonito es el fútbol cuando se vuelve loco!”. Y la segunda parte de este humilde y mucho más pacífico Toledo – Águilas fue una demostración práctica de tal enunciado. Tuvo de todo: balones a la madera, tarjetas, el milagro semanal de Iván Buigues, un penalti –marrado- y hasta seis ‘minutazos’ de descuento. A los de Molo se le hicieron tan largos que el sabor de la victoria tras el pitido final se intensificó como el de cualquier cocción a fuego lento.

El Toledo, auspiciado por su público, hizo honor al nombre de su estadio y entonó el séptimo de caballería. No en vano, tuvo alguna ocasión para empatar: Mounir, bajo palos, frenó dos de ellas de forma consecutiva. Sin embargo, el Águilas se dejó inspirar por el Alcázar que se divisaba tras el fondo en el que defendía en la segunda mitad y desarrolló un ejercicio de resistencia al que sólo le faltó el broche del 0-2. Y aunque a los blanquiazules les tocó pasar de martillo a yunque, no sería por falta de opciones. Pero claro, con Abel mandando al palo un rechace de Olmedo y Rafa Chumbi (que si no fue el mejor del partido, cerca anduvo) fallando un claro penalti por manos de un futbolista del Toledo, los fantasmas de las jornadas pasadas tenían que aparecer. No lo hicieron, porque Molo y sus hombres no lo permitieron; porque ayer no había un resquicio para los traumas, sólo para la épica en una ciudad que te invita a ello y a trabajar la victoria hasta la extenuación; porque el Águilas merecía ganar y esta vez, además, lo consiguió.

FICHA TÉCNICA

Águilas F.C.: Iván Buigues, Javi Pérez, Mike Gaffoor, Uri, Mounir, Ramón Arcas (Pablo, 88’), Pedro Torres, Barrenetxea (Carlos López, 77’), Abel (Juanjo, 77’), Toni Jovic (Cellou, 63’) y Rafa Chumbi (Kalu Uche, 88’).

C.D. Toledo: Olmedo, Chele (Esparza, 45’), Mamau, Mario Gómez, Gomis, Arturo Segado, Alberto Bernardo, Víctor Andrés (Cambil, 70’), Miguel García, Diego y Rubén Moreno.

Equipo arbitral: Martínez García, López Gil y Acero Pradera (colegio riojano)

Goles: Toni Jovic (9’).

Tarjetas amarillas: Diego (36’), Toni Jovic (46’), Arturo Segado (69’), Mounir (84’) y Mamau (85’).

Incidencias: disputado ante unas 3.000 personas.

Fuente: Águilas FC