Acabó la andadura del Águilas Fútbol Club en Segunda RFEF. El conjunto blanquiazul empató a cero ante el Club Deportivo Don Benito, en la final del ‘playout’ por la permanencia, para posteriormente acabar cayendo en la tanda de penaltis y certificando un descenso a Tercera RFEF que pone el peor broche posible a una temporada en la que todo salió al revés. Los blanquiazules fueron claramente superiores a su rival durante los 90 minutos reglamentarios y, especialmente, durante la prórroga, en la que un gol fantasma de Cristo García no visto por el árbitro aumentó la sensación de frustración en una mañana calurosa y marcada por la crueldad.
El año de este Águilas escapa a toda lógica. Y sí, tal vez se hayan cometido errores en determinados momentos del mismo, pero la realidad es que este descenso se siente como la culminación de una serie de catastróficas desdichas. En un día tan duro como este, es fácil acordarse de las múltiples ocasiones en las que la mala suerte se obcecó en dar la espalda al águila bicéfala de este escudo. Aquellos desafortunados partidos en El Rubial en el que los puntos se escaparon en el descuento (Intercity, Socuéllamos, Mancha Real, Alzira, Melilla…), visitas en las que sucedió algo muy parecido (Alzira de nuevo o Marchamalo), victorias propias que no se antojaban como tal porque el resto de rivales sumaba resultados insospechados, arbitrajes que condicionaron encuentros muy igualados y los decantaron hacia el lado contrario, etcétera. Y por supuesto, días en los que la pelotita se negaba a entrar por más ocasiones que se acumulasen o por más claro que fuese el dominio de los blanquiazules. Insistimos en que pueden traer a la memoria el ejemplo que ustedes prefieran, porque los hay a patadas. Hasta una tanda de penaltis perdida en aquella bonita noche de Copa del Rey de diciembre ante toda una Unión Deportiva Almería.
Pues bien, el partido que los hombres de Stankovic jugaron este domingo en el Camilo Cano de La Nucía fue un cúmulo de todo eso, una demostración perfecta de lo que ha sido la temporada, un ejercicio de aplicación de ese pretexto tan aceptado como inexplicable de que el fútbol es el deporte en el que suceden cosas más inverosímiles. Si quieren resumir el año del Águilas, no tienen más que buscar la retransmisión de la final del ‘playout’. Les aseguramos que es muy fácil de entender por qué un año que se presentaba tan ilusionante ha acabado convertido en un descenso que, en el mejor de los casos, sólo retrasará dos años los objetivos del actual proyecto.
Los blanquiazules dominaron. Y les prometemos que no es una frase hecha que hay que meter porque, al fin y al cabo, esta es la crónica oficial del club. Nada más lejos de la realidad, de hecho. El Águilas jugó lo suficientemente bien al fútbol como para, por lo menos, tener más la pelota que su rival, crear más ocasiones y merecer que el partido se resolviese antes de la prórroga, ya no digamos de los penaltis. Nadie duda de la ambición del Don Benito, vaya por delante, pero era palpable que, casi desde el primer minuto, su juego se sustentaba en la premisa de que llevar el encuentro hasta las últimas consecuencias quizás no era tan mala idea. Y el plan les salió bien, porque ganaron. Que el fútbol es eso, para bien o para mal.
Una vez explicado todo eso, no obstante, surgen los primeros matices. Por ejemplo, que Iván Buigues no tuvo mucho trabajo y resolvió con la solvencia de siempre el que le iba llegando. También que, durante el transcurso del partido y de la prórroga, Cristo García estrelló dos balones contra la madera. O que Pedro Torres armó un remate de cabeza pluscuamperfecto en el 95’ que Sebas, el guardameta de los extremeños, sacó de la esquina inferior de la portería cuando toda la grada blanquiazul cantaba ya el tanto. Y por supuesto, es imperioso hablar de la jugada más polémica del partido: ese gol fantasma del citado Cristo García, precisamente tras uno de esos golpeos al palo. No hay más que ver las imágenes de televisión para corroborar que la pelota había sobrepasado claramente la línea antes de que el arquero ‘local’ la controlase. Y sólo para que conste, era el minuto 118’ de partido. En defensa del colegiado, el valenciano Gordillo Escamilla, hay que decir que la acción no es sencilla de ver en directo, pero no es menos cierto que un duelo de tantísima importancia debe estar arbitrado por los jueces más capacitados de la categoría o que un error así, sea o no intencionado, nunca debería costar un descenso y todo lo que lleva aparejado.
Del resto de lo acontecido en el Camilo Cano esta dramática mañana de domingo es mejor no hablar. Por lo doloroso que resulta, más que nada. Nadie debería apostar la suerte de su permanencia a esa lotería que son las tandas de penaltis. Baste decir que, como aquella noche de diciembre ante el Almería, el Águilas salió derrotado. Y puede que de la forma más cruel y despiadada posible, con sendos errores en el lanzamiento de dos de los jugadores que, por su actuación durante los minutos que estuvieron sobre el césped, menos merecían un desenlace así. Mención especial requiere a este respecto el capitán, Ramón Arcas, pues ni siquiera hace falta recordar todo lo que el ‘8’ blanquiazul ha hecho –y sufrido- por el equipo de su casa. Esas lágrimas al acabar el partido llevan implícitas tantísimas cosas que, al menos para el que escribe, no cabe otra opción que no sea la de aplaudirle a rabiar.
Por último, y quizás más importante, lo de esta afición es para quitarse el sombrero. Y perdón si aquí la crónica ha perdido su estilo tradicional, en pos de un tono mucho más coloquial, pero es conmovedor sentir, ya no el apoyo de toda la temporada, sino que en una final a 232 kilómetros de Águilas, los blanquiazules jugaban en casa. Hay muchos debes esta campaña, pero en ningún caso deben incluir a una grada que se ha trasladado continuamente de una ciudad a otra y que, a buen seguro, lo continuará haciendo por los campos regionales en Tercera RFEF. Porque sí, por más que duela escribirlo, ese es el futuro a corto plazo de este club. A CORTO PLAZO, insistimos. El Águilas está obligado a volver ya a la categoría que merece, por historia y afición, y a reconstruir un equipo al que hoy le toca llorar, pero que mañana se levantará como lo ha hecho siempre. Gracias a todos por acompañarnos en esta aventura tan difícil como maravillosa y perdón por aquellos momentos en los que no estuviésemos a la altura. Sin embargo, hemos caído juntos y juntos volveremos. Contigo hasta el final, Águilas Fútbol Club.
FICHA TÉCNICA
Águilas F.C.: Iván Buigues, Javi Pérez (Juanjo, 87’), Pedro Inglés, Ramón Arcas, Juanma, Mounir, Pedro Torres, Quim Araujo, Víctor Fenoll (Cellou, 87’), Cristo Martín y Rafa Chumbi (Cristo García, 82’).
C.D. Don Benito: Sebas, Trinidad, Lolo Pavón, Guijarro, Álex Herrera (Álex Jiménez, 111’), Manu Miquel (Turmo, 59’), Abraham Pozo (Santana, 59’), Carlos López, Dani Martínez (Makanjuola, 115’), Raly Cabral y David Agudo (Isa Drammeh, 66’).
Equipo arbitral: Gordillo Escamilla, Cerdán Gómez y Cabañero Mompó, del colegio valenciano.
Goles: Sólo en tanda de penaltis. Cellou (0-1), Trinidad (1-1), Cristo Martín (1-2), Carlos López (2-2), Lolo Pavón (3-2) y Álex Jiménez (4-2).
Tarjetas amarillas: Manu Miquel (29’), Trinidad (94’), Isa Drammeh (99’) y Cristo Martín (106’).
Fuente: Águilas FC