El Águilas Fútbol Club perdió por un gol a cero ante el Xerez Club Deportivo en el encuentro disputado ayer en el Estadio Municipal de Chapín y correspondiente a la undécima jornada del campeonato en el Grupo IV de Segunda Federación. Los blanquiazules cosechan, de esta manera, su segunda derrota de la temporada, tras firmar, posiblemente, su peor actuación del curso, en un duelo que, a pesar de todo, estuvo muy igualado. Un gol de penalti de Nané mediada la primera parte decantó la balanza en favor del conjunto xerecista.
Al Águilas le sigue costando un mundo ganar fuera de casa. Para intentar romper una maldición que definitivamente superará el año, Fran Alcoy planteó de inicio el dibujo con el que más cómodo parece sentirse lejos del Rubial: un 5-2-3 con línea de tres centrales, carrileros largos y extremos a pie cambiado con vocación de mediapuntas. El plan, pese a un susto inicial en forma de uno contra uno que acabó en una vaselina fuera de Diego Domínguez (y que probablemente debería haber sido anulado por fuera de juego), funcionó durante cerca de 25 minutos en los que el cuadro aguileñista manejó la pelota y se defendió con balón en campo contrario.
El fútbol, no obstante, no acostumbra a entender de dominios ni de sensaciones, sólo de goles. Y el único que se cantó en el partido llevó la rúbrica de un jugador xerecista. A la media hora de encuentro, así pues, Joel llegó tarde a un duelo de ‘sietes’ en el que el centrocampista sueco –ayer, central junto a Pelón y Ebuka- derribó al ya citado Diego Domínguez. Jayro Muñoz García, el colegiado encargado de impartir justicia en Chapín, señaló sin titubeos un penalti que, al menos en la humilde opinión del que escribe, admite poca discusión. Sería Nané quien, desde los once metros, batiría a Iván Buigues y haría subir al marcador un 1-0 que, pese a los intentos de ambos equipos, ya no desaparecería.
El Águilas entró entonces en una fase dubitativa en la que no terminaba de tener claro quién quería ser en el partido. Fruto de ello, no sólo no dispuso de ocasiones con las que inquietar la portería defendida por Santos (qué nombre más apropiado para un guardameta, por cierto), sino que paulatinamente fue alejándose de ella y cesó en esa sensación de control y dominio. Y no es que el Xerez avasallase a los nuestros ni muchísimo menos, pero su actuación a partir del penalti se limitó a no cometer errores, que no es poca cosa.
La imagen ofrecida por el Águilas en el tramo final del primer tiempo tampoco pareció gustar a Fran Alcoy, quien introdujo una doble sustitución en el descanso y efectuó otros dos cambios cuando apenas se había sobrepasado el minuto 60’ de contienda. Esa ventana, por cierto, sirvió para ver por primera vez en partido oficial a Soler y Sergio Chinchilla, una vez superadas sus graves lesiones sufridas en pretemporada.
Los nuestros fueron poco a poco recuperando terreno, hasta el punto de copar el protagonismo de los últimos minutos con un arreón final en el que, pese a su falta de inspiración durante el resto del encuentro, pudieron rascar un punto. Héctor Martínez dispuso de la ocasión más clara del conjunto que ayer vestía de granate, negro y dorado, si bien su disparo se marchó a córner tras golpear en un defensor. Tal vez el empate, como explicó después Fran Alcoy en rueda de prensa, hubiese sido el desenlace más coherente, ya que ninguno de los dos equipos hizo mucho más que el otro por llevarse los tres puntos, algo que, sin embargo, sí lograría el Xerez. Y la explicación más sencilla a ese respecto es que el Águilas simplemente no tuvo su día. Eso y que fuera de casa tampoco gana, independientemente de si lo merece o no.