17/11/2024

El Águilas empata ante la Balona un partido en el que volvió a pecar de falta de acierto pese a ser superior a su rival

Compartir en Facebook Compartir en Twitter

El Águilas Fútbol Club empató a cero ante la Real Balompédica Linense en el encuentro disputado hoy en el Estadio Francisco Artés Carrasco de Lorca y correspondiente a la 12ª jornada del campeonato en el Grupo IV de Segunda Federación. Los blanquiazules se mostraron superiores a su rival e incluso acumularon ocasiones de sobra para ganar el partido, pero una vez más la falta de suerte y de acierto cara a portería les privaron del triunfo y les hacen caer a zona de descenso, en vísperas de una semana en la que jugarán el duelo aplazado en Orihuela y, posteriormente, viajarán a Extremadura para medirse al Villanovense.

La ‘pelotita’ no quiere entrar. Y puede que a muchos este análisis se les quede corto y les suene excesivamente simplificado, si bien en multitud de ocasiones el fútbol sólo se explica a través de ese principio tan axiomático como frustrante. Luego, se podrán verter opiniones de todos los colores y que, faltaba más, son totalmente respetables, pero desde la humilde visión del que escribe, nadie podrá negar que el Águilas ha sumado menos puntos de los que ha merecido y que hoy hizo mucho más que su rival para llevarse la victoria.

En la primera parte, por ejemplo, los más de 500 desplazados a la ciudad vecina entonaron el “¡Uuyy!” desde la grada en hasta tres ocasiones. La primera de ellas estuvo protagonizada por Sergio, quien, en su primera titularidad con la elástica blanquiazul en partido oficial, firmó una acción individual por banda derecha que acabó con un disparo picado por encima del larguero. En el 43’, así mismo, Kensly Vázquez no acertó a finalizar otra jugada iniciada desde el flanco diestro, en este caso por Blas, uno de los más activos de la mañana futbolera. Hyeon-Jun Park, con un lanzamiento de media distancia que salió junto al palo cerca del descanso, dio el último aviso del primer tiempo para los locales.

La segunda aparte, además, continuó la misma dinámica, con un Águilas valiente e intenso en la búsqueda de un tanto que le diese su tercer triunfo del curso. No en vano, antes del 55’, Héctor Martínez ya había estrellado el balón en la madera de un cabezazo, apenas un minuto después de que Álex Lázaro evitase el quinto gol de Javi Castedo en lo que llevamos de temporada.

La frustración se apoderó desde entonces de los hombres de Fran Alcoy, quien buscó agitar el avispero desde el banquillo y movió el equipo, introduciendo varias sustituciones a lo largo de los minutos y haciendo debutar con el primer equipo a un muy voluntarioso Moha Ndiaye. El delantero hispano-senegalés, de hecho, se habría plantado solo ante el guardameta visitante si el citado Javi Castedo le hubiese visto -y dado la pelota- en un contraataque cerca del minuto 78’. Harper también tuvo la suya poco tiempo antes, en una acción en la que el punta escocés no acertó a batir a Iván Buigues tras marcharse de dos defensores locales. Fue la más clara de la Balona en todo el encuentro, por no decir la única.

No obstante, la jugada que permanecerá durante días en el pensamiento de los aficionados blanquiazules fue el eslalon que Isi Ros dirigió en el 94’, con el partido agonizando. El extremo de las Torres de Cotillas avanzó por el carril del 8 y superó a todo el que se le puso por delante en su camino hacia la frontal del área. Una vez ahí, descargó el balón sobre la banda derecha, donde Javi Castedo controló y se la devolvió al ‘22’ para dejarle solo ante Álex Lázaro, quien armó una estirada salvadora para impedir el tanto de Isi Ros y elevar las urgencias de un Águilas que no tiene gol, pero tampoco suerte. Y así, por más que las cosas se hagan bien en el campo, es casi imposible ganar. Hay que seguir intentándolo y mirando hacia adelante. Orihuela, Orihuela y Orihuela, no hay más.

VOLVER A NOTICIAS