El Águilas Fútbol Club perdió por tres goles a uno ante el Club Deportivo Estepona en el encuentro disputado hoy en el Estadio Francisco Muñoz Pérez y correspondiente a la jornada 24 del campeonato en el Grupo IV de Segunda Federación. Los blanquiazules, de esta manera, ven truncada su racha más positiva de la temporada (diez partidos sin perder, a razón de seis victorias y cuatro empates) y salen del playoff de ascenso a tan sólo seis días de recibir al Juventud de Torremolinos.
Ya advertíamos en la previa del encuentro que más difícil que llegar es, siempre, mantenerse. No es ni mucho menos presumir de capacidades pre cognitivas, vaya por delante, sino simplemente incidir en el mérito de lo conseguido por Fran Alcoy y los suyos desde la derrota frente al Villanovense y en la dificultad que entrañaba el partido de este mediodía.
Desde el comienzo, el Estepona demostró que su plantilla, por más que suene a frase hecha, está diseñada para cotas mayores de las que invitaría a pensar su posición en la tabla. Y eso que el inicio del Águilas no fue precisamente malo, con varias llegadas de peligro y una buena sucesión de acciones a balón parado que sirvieron de avisos para el conjunto local.
Los de Carlos Cura, en cambio, lejos de achantarse, dieron un paso adelante y se aprovecharon de sendas indecisiones de la defensa blanquiazul para, en espacio de dos minutos, ponerse dos arriba en el marcador. En el 14’, Nacho Goma remató de cabeza –y más solo que la una- para subir el 1-0. Y con el Águilas lamiéndose todavía las heridas, apenas 100 segundos después, llegaría el segundo, obra de un Jorge García que, a la postre, repetiría y sentenciaría.
El 2-0 que lucía al descanso motivó que Alcoy introdujera una doble sustitución tras la vuelta de vestuarios. Morillas y Ekiza dejaron su lugar en el campo (aunque no en el dibujo) a Nando y Sergio Chinchilla, quien volvía a los terrenos de juego varios meses después. El cambio, además, implicó otros dos movimientos: el de Héctor Martínez al lateral y el de Javi Castedo a la zona de acompañamiento al punta. El Águilas mejoró su imagen lo suficiente como para acortar distancias. Sería Chris Martínez el encargado de poner el 2-1 desde los once metros, en un penalti que él mismo provocó. Ya era hora, por cierto. Pues ningún árbitro en todo el curso futbolístico había tenido el detalle de indicar una pena máxima a favor. Ni que decir tiene que era clarísima, pero también lo fueron la de Lillo en casa de la Minera, la de Juan Delgado en El Rubial ante el Xerez, Nando frente a La Unión…
Debates arbitrales aparte, el partido se volvió a apretar tras el tanto blanquiazul, pero una larguísima interrupción por una atención a Alfonso Liceras, guardameta local, cortó el ritmo a un Águilas que tuvo muchos problemas para aproximarse a la meta del Estepona hasta el pitido final. Sí lo consiguió el anteriormente citado Jorge García, quien firmaría su doblete particular en el 88’ en un ataque en el que prácticamente calcó su gol anterior. El 3-1 acabó por decidir el duelo y definir el primer tropiezo de los nuestros desde noviembre. Y aunque está claro que perder nunca es bueno, tras diez jornadas sin hacerlo, caer es una opción permisible. No lo es bajar los brazos, pero tengan claro que este Águilas no tiene la más mínima intención de hacerlo.
Fuente: Águilas FC