La mezcla de lejías con otros productos de limpieza domésticos puede producir gases tóxicos ocasionan cuadros toxicológicos a nivel respiratorio, como rinitis o irritación faríngea, y dermatológico, con síntomas como irritación de la piel, quemaduras o inflamación.
Por tanto, la Dirección General de Salud Pública de la Consejería de Salud indica que nunca se debe mezclar la lejía con un limpiador que contenga un ácido, como el ácido clorhídrico (salfumán), nítrico, fosfórico, acético (vinagre), o cítrico, entre otros, ya que se produciría cloro gas, sustancia que resulta tóxica al inhalarla.
Tampoco se debe mezclar la lejía con un limpiador a base de amoniaco, ya que se producirían cloraminas, que, inhaladas, pueden producir alteraciones respiratorias. En el caso de la lejía, se ha de diluir 200 mililitros, el equivalente a un vaso, en 10 litros de agua, que suele ser la capacidad de los cubos domésticos para la limpieza. Además, a la hora de realizar una dilución siempre se debe añadir al agua y nunca al contrario, ya que puede reaccionar violentamente.
Como consideración general, Salud Pública aconseja leer y seguir siempre las precauciones indicadas en las etiquetas de los productos.
Fuente: Carm