El Águilas Fútbol Club empató a uno ante el Atlético Pulpileño en el encuentro disputado en el Municipal de San Miguel y correspondiente a la jornada 4 del campeonato en el Grupo XIII de Tercera Federación. Los locales se adelantaron en el 20’ en un penalti en el que, además, el exrojinegro Mati vio la roja directa. Los aguileños, que jugaron con uno menos durante más de 70 minutos, fueron creciendo con el partido y lo acabaron empatando -con merecimiento- cerca del final, también desde los once metros. Los hombres de Sebas ceden el liderato a La Unión (el único equipo que ha sumado todos los puntos en disputa hasta la fecha), pero sacan un punto muy valioso en una de sus salidas más difíciles de la campaña.
Si la visita al San Miguel se entendía como la primera gran evaluación del curso en términos futbolísticos, especialmente por aquello de enfrentarse a uno de los principales candidatos al ascenso en su propia casa y en un duelo de tantísima rivalidad, la nota obtenida por el conjunto de la ciudad costera es muy positiva. Y más, obviamente, teniendo en cuenta las circunstancias que se fueron dando a lo largo de los 90 minutos. La primera de ellas, sin lugar a dudas, ocurrió en el 19’, cuando la igualdad era aún la tónica predominante del partido. Mati, que volvía a la que fue su casa durante dos temporadas y media, impidió el avance de un rival con un contacto con los brazos que, dicho sea de paso, se inició fuera del área. Campos Salinas, el colegiado del encuentro, lo vio dentro y no sólo pitó penalti, sino que castigó la acción con una roja que se antoja rigurosa a todos los efectos. Dirán los más puristas que con el reglamento en la mano, la tarjeta está bien mostrada, pero la sensación en directo -y en las repeticiones- es que la pena fue excesiva si nos atenemos a que el fútbol, por más que las nuevas modas tiendan a olvidarlo, es un deporte de contacto. Y de acierto, por supuesto. Si el árbitro lo hizo o no, tendrán que juzgarlo ustedes. No se equivocó, en cambio, el rojinegro Airam Benito en la ejecución del lanzamiento, pese a que Iván Buigues estuvo a punto de obrar el milagro, pues adivinó la dirección de la pelota y llegó a rozarla con los dedos. 1-0 y, por delante, 70 minutos para la remontada… con un jugador menos.
Ya saben aquello que decía el gran Helenio Herrera de que “Se juega mejor con diez que con once”. Si bien el Águilas ya amenazó en el tramo final de la primera parte con demostrar la validez de la afirmación, en la segunda los blanquiazules sencillamente la convirtieron en un axioma. Sebas convenció a los suyos de que eran capaces de sacar algo del San Miguel y los jugadores le creyeron con una fe que conmovió a las decenas de aguileños que se desplazaron a Pulpí.
En una situación tan complicada como la que acontecía (fuera de casa, con uno menos y ante uno de los rivales más claros por el campeonato), se necesitaba de la aparición de los grandes futbolistas que conforman esta plantilla. Hay muchos nombres a destacar: Iván Buigues, Óscar Castro, Sandji Baradji, Ramón Arcas… Pero uno se erige por encima del de los demás: el de Víctor Fenoll. El mago de Fortuna desplegó un repertorio de gestos técnicos, regates y cambios de ritmo que dejó la inferioridad numérica en una mera anécdota y posibilitó al Águilas vivir hasta el final en campo contrario. Se sucedieron entonces las ocasiones, las llegadas a las inmediaciones del marco rival y alguna que otra jugada polémica en el área del Pulpileño. Sólo una de ellas, un derribo sobre Aitor Pons, fue vista por Campos Salinas y señalada como penalti. No perdonaría Góngora desde los once metros el empate. Cuatro goles en otros tantos partidos suma el ‘3’ de los blanquiazules, segundo máximo anotador del Grupo XIII.
82’, 1-1 en el marcador y unos últimos minutos en los que el Águilas, incluso, llegó a fantasear con la opción de sumar los tres puntos. Tal vez le faltó tiempo a los de Sebas para conseguirlo, por lo que se tuvieron que conformar con uno de fe y se podría decir que justicia. O con no ceder dos ante un rival directo, depende de cómo quieran ver el vaso de lleno. Valoren, eso sí, que a la fe y el compromiso nunca se les puede poner un “pero”. O que el Águilas volvió al San Miguel siete meses después y repitió la gesta de aquella fría tarde de marzo: como entonces, tras el descanso, con el resultado en contra y con diez futbolistas. Y eso que el refranero acostumbra a recordarnos que segundas partes nunca fueron buenas.
Águilas Fútbol Club: Iván Buigues, Blas, Mati, Ramón Arcas, Góngora, Óscar Castro, Sandji Baradji (Ayala, 87’), Diego López (Junior Loussoukou, 70’), Víctor Fenoll, Álex Peque (Casi, 79’) y Aitor Pons (Adri, 87’).
Club Atlético Pulpileño: Héctor Pizana, Gabi Ramos, Mikel, Mike Gaffoor (Emilio Iglesias, 77’), Guirao, Fer Rubio (Paco Miñarro, 77’), Gabri, Toualy (Fromsa, 77’), Esteban, Airam Benito (Juanjo, 64’) y Gorka Estrada (Dani Casado, 67’).
Árbitro: Campos Salinas. Amonestó a Gabri, Esteban, Guirao y Juanjo (Atlético Pulpileño), a Ramón Arcas, Óscar Castro y Víctor Fenoll (Águilas) y expulsó a Mati y al preparador físico del Águilas, Samuel Valdelvira.
Goles: Airam Benito (0-1, 20’, p.) y Góngora (1-1, 81’, p.).
Fuente: Águilas FC