El trovo, es una de las manifestaciones más singulares que tenemos en nuestra localidad. Lo podemos definir como el arte de improvisar versos en una controversia dialogada, se trataría de una manifestación que surge al añadir a la poesía popular la repentización. Éste se hace sobre una base musical que varía desde una cuadrilla instrumental que se compone de violines y guitarras, siendo este el estilo alpujarreño, hasta solo una guitarra, que es la forma propia de nuestra región. Algunas veces puede darse sin ningún acompañamiento, siendo solo hablado.
El trovo actual se debe a un proceso evolutivo adquiriendo distintos elementos entre los siglos XIV y XIX. El precedente se encuentra en los trovadores y troveros de la Edad Media. Eran músicos y poetas pertenecientes a la nobleza que se movieron en ámbitos cortesanos. Los trovadores aparecen en la Provenza viniendo su nombre del occitano “trovar” que significa encontrar o componer versos. Éstos cultivan una poesía sentimental y amorosa, muchas veces improvisada, siendo esta la primera manifestación musical de carácter profano. Los troveros surgen en Normandía ofreciendo una poesía de tipo heroica y caballeresca junto con la descripción de gestas épicas y relatos cortesanos. Ambos destacan por el uso de lenguas vernáculas para efectuar sus composiciones. Entre los estilos que emplean aparecen los debates. En esta modalidad se puede señalar la tenso (disputa) entre dos trovadores en la que cada uno defiende un tema como aún ocurre con los actuales troveros. En el partiment o joc parti el trovador que comienza plantea al adversario un problema con dos soluciones, permitiendo escoger al adversario el que prefiera defender. El tornajamet consiste en una controversia entre más de dos trovadores y la Cobla sería un dialogo corto, en una o dos estrofas como vemos en el verso alterno en las actuales veladas Los versos usados en estas pugnas recurren mucho a improperios que aluden al contrario cargados de mordacidad, siendo un estilo que recuerda las controversias modernas. Estos géneros dialogados no serían más que una trasposición de las justas caballerescas al campo literario. Durante el Renacimiento este género es sustituido en la Corte por una nueva poesía de tipo humanista. La práctica festiva trovadesca desprestigiada por el estamento alto pasa a las clases populares donde arraiga, de esta manera se conservó en diversos lugares.
La afición del trovo vino a Aguilas desde la sierra de Almagrera de donde se recibe un importante contingente demográfico con la paralización de sus minas a fínales del Siglo XIX. La prensa informa sobre la importante emigración que experimenta la comarca en ese momento.
El Minero de Almagrera (08/10/1879)
“Creciente emigración en la provincia de Almería
Este es un hecho que cada día va tomando más serias y aflictivas proporciones.
Es por desgracia tan público y universalmente conocido, que no necesita demostrar su existencia con los datos irrecusables que pueden evidenciarlo.
Los resultados de esta forzosa emigración son tan deplorables, y sus consecuencias tan funestas, que no invertiremos tiempo en exponerlas.
Conocidas son así mismo, las tristes causas que lo producen que no son otras, que la prolongada sequía del país por la falta de lluvias, el escaso desarrollo de su industria en general, y las penosas circunstancias que concurren a languidecer sobremanera, sino a extinguir por completo la casi única industria de esta provincia, la minera, que existía pujante de halagadoras esperanzas Es forzoso por lo tanto, aplicar la mayor atención acerca de los remedios más oportunos, y aplicarlos sin dilación, con fe y con constancia para extinguir un mal de tanta monta, atajando sus funestas consecuencias.
Ni es un secreto, ni invención prodigiosa la de los medios más aptos y enérgicos para conjurar el grave mal que afecta a la provincia. Proporcionar trabajo a la clase jornalera que, sumida en la mayor miseria por falta de ocupación, se ve impulsada como creciente oleaje a abandonar su hogar y patria, para demandarlo en la costa africana, o en otras regiones y provincias de nuestro suelo más afortunadas. Poner en explotación nuestras abundantes fuentes de riqueza al poderoso impulso del espíritu de asociación para empresas productoras, y la ejecución, por último de obras productivas, que por la importancia y generalidad con que se habrían de difundir sus inmensos bienes, puedan considerarse como una verdadera utilidad pública.
Estos y no otros pueden ser, y de seguro serían los inagotables manantiales de bienestar y de riqueza, que a la vez de conjurar por completo el terrible mal de esta creciente emigración, y no ya solo de considerables masas de infelices braceros, sino lo que es más funesto todavía, el de sus familias en gran número, amenazando seriamente con una considerable despoblación, por el contrario su planteamiento traería sobre nosotros la prosperidad y abundancia, y el desarrollo e incremento no solo de todos los medios de subsistencia, sino como consecuencia suya, el aumento de población en grande escala”.
La naturaleza urbana que tendrá el proceso migratorio, por la actividad industrial que se desarrollaba en el casco urbano, favorece difundir la afición por repentizar dentro del sustrato cultural local. Lo podemos esto apreciar, en la variedad de oficios de las personas que practicaron esta destreza (pescadores, esparteros, arrieros…) del entonces reducido núcleo urbano a los que debemos sumar labradores de las diputaciones rurales que venían los días de mercado para comerciar con sus productos. Habría que decir que no resultaría difícil que se asimilara esta práctica entre la clase obrera local. La habilidad para recitar propia de estratos populares, aficionado de cantar romances, a la que se une la afinidad por lanzarse coplas de escarnio, una práctica documentada desde el Siglo XVIII dentro de nuestro ámbito geográfico, en la vecina sierra de Cabrera (Almería) en los términos de Mojacar y Turre por el investigador Juan Grima, que serían un precedente del trovo por la intención con que se realizan, además de compartir un estilo irónico y una estructura similar aunque no deriven en una controversia, hace que se acepte el trovo pronto. Una incorporación al acerco cultural que queda demostrado por su pervivencia en Águilas, incluso cuando desaparezcan los agentes que la originan, hecho que no sucedió en otras zonas cercanas del levante almeriense (Vera, Turre, Cuevas..). Donde estará supeditado a una actividad, como era la minera, que cuando finalice terminara por perderse.
Las circunscripciones de nuestro término municipal donde se desarrollara la industria minera (Cuesta del Gos, Barranco Baladre, Barranco de los Asensios, Lomo de Bas, Pinilla y el Charcón) también reciben un importante volumen de población. Durante este periodo se instalaran la Compañía de Águilas (1879) de capital francés en Pinilla y La Reina Mining (1880) de accionistas ingleses en la Cuestas de Gos, que serán las principales compañías del sector dominando toda la producción. Este distrito tendrá su apogeo durante el periodo de 1890-1914 cuando la producción sufre una recesión por el efecto de la primera guerra mundial que provoca una contracción del capital circulante. No cabe duda que es durante este periodo, sobre todo desde principios del siglo XX cuando se implanta entre los labradores del lugar la práctica de trovar, siendo difundida por mineros y jornaleros andaluces, que encuentran ocupación en las explotaciones mineras por ser frecuente los flujos de población con otros distritos mineros lo que permite la extensión y difusión de la disciplina trovera. Instalado este colectivo propicia la implantación de sus prácticas culturales entre la comunidad vecinal, un proceso natural dentro de las migraciones, de reproducir sus códigos. Las características demográficas, presentes en nuestro campo, unido a la intensidad de un fenómeno migratorio centrado en una misma ubicación, facilitaron el proceso de aculturación siendo adoptados de manera natural tanto el trovo como los cantes de las minas.
La Marina de Cope que mantenía una estrecha relación comercial con este distrito minero recibirá estos conceptos, estando además muchos de sus vecinos ocupados, si había demanda, en labores mineras. Una influencia que deberá ampliarse hasta Calabardina donde los labradores de La Marina se desplazaban para hacer tareas de pesca en la temporada de la Almadraba cuando las cosechas no eran buenas complementando su economía. También debe señalarse el trueque que pervivió hasta mediados del Siglo XX entre labradores de La Marina y pescadores de Calabardina. Estos vínculos provocaran que esta comarca comparta la inclinación musical abundando los improvisadores. Calabardina acentúa esta afición por su carácter de puerto pesquero lo que le permitirá establecer una comunicación directa con enclaves costeros cercanos que propicia el intercambio cultural.
La salida del anonimato del trovo en Águilas será tardía eso que resulta difícil iniciar un estudio sobre los primeros representantes de un arte de tipo oral. Un problema incrementado por la opinión negativa que la clase intelectual de la localidad tiene de esta faceta de improvisación popular a la que no dudan en calificar de vulgar. No ocurre lo que en la comarca de Cartagena donde el trovo es promovido y patrocinado por empresarios que contratan actuaciones troveras con una clara intención comercial. Aunque con las debidas reservas se puede establecer una cronología del trovo en nuestra Águilas.
La primera etapa (1880-1920). Esta sería la más antigua siendo cuando se asienta esta práctica en la localidad procedente de la Sierra de Almagrera a consecuencia de la migración que produce la paralización de sus minas Las últimas décadas del Siglo XIX Águilas atraviesa un momento de crecimiento económico por la reconversión de las fundiciones de mineral en industrias esparteras reforzándose además el papel comercial de la población con la ampliación del puerto y la construcción del ferrocarril, habiendo un importante elemento obrero que adopta la práctica del trovo por emplear un discurso que coincide con el pensamiento de esta clase social.
No tenemos apenas datos de los primeros intérpretes de trovo que hubieron en la localidad. La tradición oral ha recordado a los que más destacaron como los pescadores Matías Díaz Rubio “El Conejo”, Juan Manuel “El de la Cuesta”, Diego Pérez “El Tío Capellán” y José “ El Sopas” que se enfrentara al célebre trovero de Cartagena José María Marín en la taberna del Tropezón en el puerto. Entre los primeros nombres también se encuentra un arriero, “Perín”, que fue el que enseño la técnica repentizadora a Anica “La Cantaora” mostrándole los principales aspectos formales que se utilizan durante la controversia. Francisco Fernández “El Ramonetero” lo califica como “trovero galán”. Bartolo Muñoz recuerda que era carretero estando empleado como chofer de su abuelo para bajarlo de su finca del huerto Ruano en el campo hasta el pueblo en un coche de caballos que guardaba en la posada de la puerta de Lorca que era donde las caballerías se preparaban después de un viaje.
Durante este periodo se constata además el caso singular de una interprete femenina del trovo, Ana María Escarabajal Díaz “Anica la Cantaora” (1882-1977), que puede ser considerada como la primera trovera que hubo en la historia. Habían otras mujeres en Turre como Maria Martos López “La Guapa”, o Paca Serrano de Mojacar, pero estas componían más que improvisaban.
En las diputaciones rurales también se practica el trovo destacando entre otros Andrés López Carrasco “El de la Loma”, un agricultor que tenía sus tierras de cultivo por la Chimenea de la Loma . Además se dedica a tasador de fincas para solucionar problemas de lindes teniendo una enorme habilidad para realizar operaciones matemáticas pese a que era analfabeto.
La Cuesta de Gos como núcleo minero también cuenta con troveros desde finales de siglo XIX recordándose entre las personas más mayores del lugar a Eulalio Carrasco Robles (1880-1962) conocido popularmente como el “Tío Hilario” que lo podemos catalogar como trovero absoluto, una categoría difícil de adquirir a la que pertenecen José Castillo Rodríguez o Pedro Segura “El Morato” que además de improvisar, les acompañaba el cante y tocaban la guitarra, descubriéndonos su dimensión como trovero.
Debe destacarse en estos años la presencia habitual en Águilas del principal trovero de la comarca Juan López Guirao “El Frasquiton” de Puerto Lumbreras que era de padre aguileño. No era infrecuente encontrarlo por el pueblo donde venía algunas temporadas al mercado acudiendo incluso a actos sociales de la localidad por lo que se recuerdan algunas composiciones de las que realiza aquí.
Incluimos en este listado al atribulado poeta José Martínez Parra (1854-1905) implacable con su sátira fustigadora de la sociedad local del que además de escribir, se tienen indicios de que también improvisaba. Un hecho que se comprende siendo como era conocedor del ambiente tabernario local que frecuenta arrastrado por su carácter atormentado participando en las interminables controversias que se celebran en esta clase de entornos.
La segunda etapa (1920-1940). Es un periodo en que se implantan los estilos de improvisar vigentes en la actualidad siendo usados por los troveros más notables. De esta etapa se dispone de mucha más información siendo hasta donde llega la memoria colectiva. Durante la década de los años veinte tendrá lugar la actuación del cartagenero José María Marín en la taberna del Tropezón un café cantante con escenario que estaba situado en la zona del puerto.
La podemos considerar esta época como el principio de una nueva etapa del trovo cuando una nueva generación nacida a principios del siglo XX entra en escena siendo los encargados de hacerlo evolucionar hasta adquirir el formato moderno. Entre los nombres que destacan en esta época cabe citar a Antonio López González “El Perdió” (1902-1941), hilador de esparto en la fábrica de Luis Muñoz y Amando Calero, que hacía de cantaor en la Hermandad de la Aurora de Águilas, que desaparecerá a su muerte, por no conocer nadie las coplas. Los hermanos “Lirones” Juan y José Robles Escarabajal hijos de Anica “La Cantaora”, serán los más destacados de su época, siendo famosos por las controversias que sostienen con su madre por las tabernas, durante la década de los años veinte del Siglo XX, por la dureza que alcanza su discurso, pese a la relación familiar. Tendrán una muerte trágica limpiando un pozo de tápena de la fábrica de Máximo Jiménez siendo siempre recordados por su madre mediante coplas de hondo sentimiento. Durante la primera mitad del siglo XX también debe de nombrarse a Vicente Asensio “El Chillareas” también hilador, que será el primer trovero en actuar en televisión, logrando además vencer en el primer certamen nacional de trovo. Otro será Felipe López Franco “El Enrea” (1904-1962) de profesión carretero que improvisaba tanto quintillas como décimas, quedando encuadrado dentro del clásico trovo de taberna, manteniendo controversias que se prolongan hasta altas horas de la madrugada. Aquellas salidas que hacia podían alargarse hasta varios días durante los cuales no aparece por su casa. Para comprobar su capacidad una noche se propone continuar la velada hasta la llegada del tren mixto de las siete de la mañana, un reto que fue cumplido. Emparentado con el anterior cabe citar a Ángel López García “El Chimeneas” que era hijo del también trovero Andrés López “El de la Loma”.
Felipe Mena y Bartolo Mena “El Palomo” eran hermanos que hacían de guiones de pascua en una de las antiguas hermandades de ánimas existentes en Águilas. Eran rápidos para improvisar escribiendo Francisco Fernández “El Ramonetero” de ellos que “Los Menas mil versos dan”. Vicente Morata afirma que hasta la década de los años cincuenta iban a las fiestas del Garrobillo.
Uno de los improvisadores mas singulares de la primera mitad del siglo XX fue sin duda un hilador de esparto, Juan “El Pernías”, que trabajaba en la fábrica de los Garriga. Hombre dado al vino que se autodefine como “borracho de noche, borracho de día” resultaba ocurrente como versificador e inspirado tan pronto como se entonaba. Por ese motivo era con frecuencia invitado por sus amistades a beber, disfrutando la concurrencia de sus composiciones que eran repetidas por la celebridad que alcanzan sus andanzas.
Del medio rural tambien surgen troveros como Juan Fernández Valverde “Perin” (1906- 1970), minero de la Cuesta de Gos, desde pequeño por la muerte de su padre tuvo que trabajar en la mina de peón cargado capazos de mineral. Juan era buen cantaor de flamenco y representante del trovo clásico que practica con Miguel Barrancos o con el Tío “Hilario Carrasco” con los que solía reunirse. En una ocasión se tira desde por la mañana hasta que se hace de noche con Miguel Barrancos sin parar de trovar quien le consideraba intratable por no cansarse en la controversia.
Por esos años a nivel trovero local también se cuenta con la presencia de Antonio Meca García “El Carabina”, oriundo de Carboneras, un aficionado al verso repentizado y de profesión carabinero destinado en Águilas hasta el inicio de la Guerra Civil . Había pasado un tiempo en Cartagena donde practico el trovo, alardeaba de haber derrotado en una controversia a los troveros Marín y Castillo . Intercambiara algunos trovos con un Francisco Díaz “El Miope” aun adolescente con quien coincide algunas ocasiones cuando prestaba servicio en el puerto de Águilas. Como guitarrista más antiguo estaba Juan López Paredes “ El Riopa” un pescador que pierde la vista y que amenizaba las noches en el conocido prostíbulo de Dolores Rodríguez “La Gorriona”. Tambien formaba parte de la llamada rondalla de “Los Ciegos” que actuaba en fiestas en casas particulares . Juan hace de tocaor durante la velada que hubo en la taberna del “Tropezón “en la decada de los años veinte entre Jose Maria Marin y Jose “El Sopas”.
La tercera Etapa (1940-1970). Tras la guerra es cuando surgen los troveros más importantes como Francisco Diaz “El Miope” o Francisco Fernandez “El Ramonetero” que se establecen en Aguilas, marcando el inicio de un estilo de trovo literario. Aunque de principio de siglo también cabe citar a Vicente “El Chillaeras”. Dentro de esta etapa se produce la visita del reputado trovero Ángel Roca de Cartagena que actúa con Francisco Fernandez “El Ramonetero”, en Accion Catolica, que sera a beneifio de la iglesia del Carmen que estaba en construcción, con el que practica un trovo con clase y de alta calidad viniendo éste acompañado del que fuera cantaor de Marin, Jose Mateo Conesa “Picardías” El trovero Ángel Roca ya tenía referencias de la habilidad del repentismo aguileño por haberse enfrentado con los pescadores Francisco Díaz “El Miope” y Miguel “El Baladre”, en una velada vibrante realizada en Santa Lucia. La velada sirve para propiciar un primer acercamiento del trovo a la cultura cuando el maestro José María Baldrich asistente entre el público, queda asombrado y decide iniciarse en la práctica trovera teniendo de rival a José Salas Cotillas “El de las bicicletas” en el conocido bar “Los Candiles” en donde se entretienen intercambiando trovos. El trovero Ángel Roca volverá de nuevo en una velada organizada por Francisco Fernández “El Ramonetero” en el conocido bar Alhambra con motivo de la festividad de San Miguel patrón de los comerciantes, para celebrar la obtención del subsidio de jubilación para los trabajadores de este sector, un idea que había sido gestionada por Francisco Fernández consiguiendo que se materializara.
El despoblamiento del medio rural que se acelera estos años provoca que un importante número de personas procedentes de las pedanías se instalen en el núcleo urbano de Águilas. Un episodio que refuerza la práctica del trovo pues muchos son aficionados al trovo y lo practican. La despoblación del medio rural se refuerza con la instalación de las empresas agrícolas permitiendo a muchos tener un empleo estable que mejora sus vidas. En la zona del campo destacan Miguel Rabal y Miguel Barrancos que además de hacer como guiones de cuadrilla también son troveros. También guion era Félix Gallego de Los Arejos que componía tanto quintillas como por décimas y llego a trovar varias veces con Francisco Díaz “El Miope”. Entre el colectivo de los pescadores se constata la existencia de repentistas como Miguel Hernández Calvo “El Baladre” (1911-1986) que trova con el reputado Ángel Roca ofreciendo una buena impresión Este episodio lo recuerda el trovero cartagenero con estas palabras: “El domingo día 6 de mayo de 1956, invitado por unos pescadores troveros de Calabardina (Águilas) acudí a Santa Lucia para alternar con ellos. Son el “Miope”, el primero y Miguel Hernández, el segundo, genuina representación de la afición aguileña, pues aunque el primero es analfabeto y el segundo hombre de muy escasa cultura, su inspiración es tal que sorprende al más avezado en estas lides. En el transcurso de nuestra controversia, hicieron gala de la mencionada inspiración, pero solo les anoto las repentizaciones más interesantes y mejor logradas. Careció esta velada de guitarristas y de cantador para mí, que hube de defenderme hablando; ellos se cantaban sus trovos”.
Miguel acompañaba bastante a Francisco Díaz “El Miope” cuando actuaba por ser compañeros de tripulación. Incluso llega a participar en una velada pública realizada en el Garrobillo a finales de los años cincuenta a beneficio de un niño enfermo en Calabardina. Otro de los pescadores que despunta dentro del mundo trovero será Jaime Robles Mayor (1926-2009) “El Rojo”, de Calabardina, que destaca sobre todo en la décima, si bien no llega a actuar nunca sobre un escenario por su respeto hacia el trovo. Como guitarristas destacar a Francisco Carrasco “Paco el del Tio Hilario” de la Cuesta de Gos que también sabia improvisar buenas coplas de quien aprenderá Vicente Morata que se inicia en esta periodo.
La Cuarta etapa (1970-1990).. Durante esta etapa el trovo adquiere un carácter histórico por aparecer en prensa información de las numerosas veladas que se organizan. Se asiste a un cambio en la función del trovo que será reivindicado como elemento artístico de gran aceptación por el público, comenzando a incluirse como actividad los concursos de trovo en la programación de verano a iniciativa de Luis Díaz que cuenta con la colaboración del colectivo de la peña “La Amistad” que preside Antonio Sánchez Cáceres, al que pertenece un aficionado a la poesía, Bartolo Muñoz, que queda cautivado por esta faceta al conocerla. Desde entonces ira muchas tardes con Francisco Fernández “El Ramonetero” a tomar café pasando el rato haciendo trovos. Las veladas estivales cuentan con amplio respaldo en las que actúan veteranos como Vicente Asensio “El Chillaeras”, Francisco Díaz “Miope” y Francisco Fernández “El Ramonetero”, a los que se les une nóveles talentos como Andrés Rabal y José Carrillo. En esta etapa irrumpe con gran fuerza Loli Terrer “La de los Parises”, la primera trovera en subirse a un escenario lo que provoco un aumento de la afición. José Martínez Pelegrin crea un cuadro artístico con los troveros locales haciendo de representante promoviendo diversas actuaciones por toda la comarca lo supuso una cierta profesionalización que no llegara a materializarse. Destacara la velada organizada en la plaza de toros de Lorca donde participaran todos los troveros de Águilas valiendo para promocionar una práctica que prácticamente había desaparecido de la ciudad. Miguel Barrancos veterano trovero que practicaba el trovo clásico de taberna hará su presentación en un escenario en esta época. Otro que actuara bastante en Águilas será el lorquino José Molina Bravo, que recibe la alternativa de la trovera Loli “La de los Parises”, siendo el responsable de que se incorpore el trovo entre las actividades culturales dentro de la Semana Nacional de Ganado Porcino de Lorca (SEPOR).
Los troveros locales durante estos años serán habituales en los concursos de trovo de Cartagena y La Unión en donde obtendrán resultados positivos logrando Vicente “Chillaeras” obtener el primer premio en estos certámenes el mismo año, algo que nadie más repetirá, Francisco Díaz “El Miope” un segundo, un tercero y un cuarto en controversia, Francisco Fernández un segundo en decima, Andrés Rabal un segundo en trovo y un segundo en décima y José Carrillo un cuarto en controversia demostrando la calidad del trovo local. Vicente Asensio “Chillaeras” por haber conseguido el mismo año la victoria en Cartagena y la Unión será invitado al programa de TVE de José María Iñigo, siendo el primer trovero que actuó en una televisión, posteriormente también lo haría Loli “ La de los Parises” que iría acompañada del David Pérez Castejón “El Tío David” de Santomera. Andrés Rabal será invitado a la embajada del trovo que el ayuntamiento de La Unión a Valencia junto con Manuel Cárceles “El Patiñero” lo que demuestra la importancia de nuestros repentistas. La anciana trovera local Ana Escarabajal Díaz “La Cantaora” será protagonista de un homenaje en Agosto de 1975 donde actuaran los troveros de la localidad volviendo a improvisar por última vez desde la muerte de sus hijos. Visitan Águilas nombres relevantes como Ángel Cegarra Olmos “El Conejo II” de La Unión, José Travel “El Repuntin” de Puente Tocinos, José Alonso “El Santapolero” y José Moreno “El Lotero” de Fuente Álamo y otros populares como José Bernal “El Pulga” de Cartagena, Pedro Pérez “El Oñate” de Lorca, Fernando Pastor y Antonio Serrano Nieto ambos del campo de Cartagena y Miguel Ponce Benítez “El Ponce”, de Totana, haciendo las funciones de presentador el trovero Ángel Roca.
La década de los ochenta la velada anual tendrá durante unos años un carácter benéfico hasta que en 1988 se incorpora dentro de la programación de actos que se hacen para realce de la festividad de la Virgen del Carmen. Una iniciativa del trovero Francisco Díaz “El Miope” que se perderá poco después de que este muera acabándose de esta manera las tradicionales veladas del verano. En este tiempo actuara Miguel García Maldonado “Candiota”, de Almería que vendrá acompañado del también almeriense José Soto Benavides "Sotillo” dándose a conocer en la localidad el trovo del Campo de Dalias. La velada tendrá lugar en la Plaza de Antonio de Cortijos en Agosto de 1984 marcando un precedente porque será la primera ocasión en que Miguel García “Candiota” improvisa por décimas, una innovación que renueva el trovo almeriense que así estrecha sus vínculos con el de Cartagena. La ultima velada destacada tendrá lugar con motivo de la muestra de peñas huertanas en Agosto de 1991 en la que actuaran Manuel Cárceles Caballero “El Patiñero” de Murcia, que era la primera vez que lo hacía en la localidad, José Travel “El Repuntin” de Puente Tocinos, Ángel Cegarra “Conejo II” de La Unión y José Martínez “ El Taxista” de Cartagena.
Se sigue manteniendo además el trovo su medio natural, es decir, las veladas de los sábados en distintos bares del pueblo, sobre todo en el “Bar 52” en el que se combina un entorno adecuado y un trato familiar.” A estas reuniones acuden buenos aficionados algunos de los cuales se incorporan al mundo trovero como Ángel Pérez Calvo “El Guardia”, de las Cruceticas, Hilario Sánchez “El Gracia” o Sebastián Hernández ”El Pio”. Las veces que venía de Barcelona donde residía se unía al grupo Pedro Piñero Jodar “El Gitano” de los Arejos. También solía acudir Pablo Díaz Moreno discípulo de Francisco Díaz “El Miope” aprendiendo el estilo clásico del trovo siendo el principal heredero de esta escuela aunque opta por no participar en veladas de carácter público. Ha sido maestro del trovero de La Escucha, Iván López Navarro, en quien puede apreciarse algunos de los elementos del trovo clásico aguileño. Otros bares donde acudían era el “Bar Goya” y el “Bar 3 Pedros” en donde llego a organizarse un concurso de trovos que lo retrasmitió la emisora local radio Águilas. Una característica de este periodo es que aparece el trovo dictado, como ocurre en Cartagena. Tanto José Carrillo como Sebastián “El Pio” suelen utilizar un cantaor en su intervención, unas veces hacía esta función Francisco Segura Navarro y otras Antonio Sáez. Después se incorporara al grupo de troveros Salvador Clemente Cegarra “Marinas” quien participara incluso en algunos certámenes del concurso de trovo de Cartagena. Para finalizar citar a Miguel García “El Tutubia” primo de Miguel Barrancos que será el último representante del trovo de Águilas clásico actuando solo dentro de su círculo de amigos. Los guitarristas que suelen tocar en las veladas fueron Francisco Carrasco Mulero “Paco del Tío Hilario”, de la Cuesta de Gos, que llego a debutar como trovero, Ramón Santiago con su punteo característico y Pedro Pérez Simón “El Rufino” tras su regreso de Francia en donde residio varios años por motivos laborales.
La Quinta Etapa (1990-2015). En esta etapa será cuando se viva una recesión cuando empiecen a faltar muchos troveros por motivos de edad o dolencias de tipo crónico. Aparece un nuevo trovero, Salvador Clemente Méndez “El Marinas”, que comparte lances troveros con Andrés Rabal en su última época. Los festivales vuelven a retomarse por iniciativa de la Asociación Milana Bonita, en especial, del poeta Pedro Vera gran aficionado del arte del trovo que organiza una velada anual de trovo en homenaje al actor Francisco Rabal. Vienen a actuar troveros destacados como Juan Santos Contreras “El Baranda”, Juan Tudela Piernas “El tío Juan Rita” de Aledo, Jose Antonio Guerrero “El Andaluz” de Lorca, Joaquin Sanchez Sánchez “El Palmesano”, Manuel Cárceles Caballero “El Patiñero”, que aquí realizara una de sus últimas actuaciones en público, Antonio Sánchez Marín, Francisco Javier Nicolás Fructuoso “El Floristero” y Pedro López Martínez “El Cardoso I”, troveros populares como Felipe Martínez Sánchez de la Torrecilla, Francisco Pérez Rojo “ El Chicharra”, Andrés Avellaneda Hernández de la Hoya o nuevos valores como Iván López Navarro, de la Escucha, o Pedro López Gregorio “Cardoso II” de Sangonera la Verde. De Almería también participan los troveros Miguel García “Candiota” siendo Águilas una de sus últimas actuaciones, Francisco Mejía y José Sevilla. Los últimos años es el propio ayuntamiento el que promueve la celebración del mismo en el lugar de origen de Paco Rabal, en La Cuesta de Gos, a fin de acercar el trovo a su raíz origen minero encargándose del acto Antonio López Jiménez “Antonio del huerto” conocedor y amante de esta tradición. Vendrán los principales troveros de Cartagena y Murcia que con anterioridad habían visitado la localidad además de los almerienses Francisco Peret, José Barranco y Francisco Mejía. Un hecho destacado será la intervención del decimista cubano José Antonio Roche, en Agosto de 2013, en la tercera velada de trovos de la Cuesta de Gos siendo la primera ocasión que uno lo hacía en la localidad. Andrés Rabal sostendrá con el rapero de Lorca Kabras una controversia que organizo la cadena SER de Lorca en. También improvisara en el funeral de Paco Rabal en Agosto de 2001 siendo recogidos sus versos en diversos medios de comunicación a nivel nacional.
Durante estos años se incorpora el trovo dentro de los actos de las fiestas de las pedanías así se realizaran veladas en Calabardina durante la fiesta de la Cruz, en Tébar durante las fiestas de San José donde se hará un homenaje al trovero José Carrillo en Marzo de 2003, en el Barranco de los Asesinos durante las fiestas de la virgen de Fátima donde se hará un homenaje al trovero Miguel Barrancos en Mayo de 2008 y en Los Arejos en las fiestas de San Isidro. También tendrá una velada homenaje el trovero Andrés Rabal en el bar la Marina en Cope en Octubre de 2012. Este establecimiento celebrara algunas sesiones troveras. Las veladas solidarias también tienen lugar como la gala trovera benéfica anual que realiza la residencia de ancianos San Francisco desde 2013. La peña flamenca de Águilas también hará algunas veladas en las que vendrán troveros como José Acosta “El Ganaero” de la Hoya o Pedro Pérez Parra “El Bombero” de cuevas de Almanzora que resultaban una novedad en la localidad.
El trovo como elemento cultural destacado de nuestro patrimonio inmaterial local recibió un reconocimiento multitudinario el 23 de Abril de 2015 con motivo de la celebración del día del libro durante la presentación del libro “ Historia del trovo en Aguilas” de Pedro Francisco Sánchez Albarracín en un acto emotivo donde se entregó una mención honorifica a los familiares de los troveros que hubieron en nuestro pueblo por cultivar esta singular destreza convirtiéndose en un acto de reivindicación de esta singular disciplina demostrándose que el trovo permanece viva en nuestro pueblo.
Los guitarristas locales que participan en estas veladas son el veterano Vicente Morata que aprende los toques clásicos tanto en la Cuesta de Gos de la mano de Francisco Carrasco “Paco el del tío Hilario” como en el pueblo de Juan “El Riopar”, Pedro Pérez “El Rufino” totalmente autodidacta en su aprendizaje y Félix Cano formado en sus inicios por Vicente Morata, siendo después alumno del prestigioso guitarrista cartagenero Antonio Piñana, uno de los principales representantes de los toques de Levante.
Un último apunte en este sentido es la interesante campaña denominada “Un mar de versos” organizado por Pedro Francisco Sánchez Albarracín, que se ha desarrollado durante principios de 2016 con la intención de llevar el trovo a las aulas en la que han participado desinteresadamente los troveros Pablo Díaz Moreno de Águilas y Iván López Navarro de La Escucha acompañados por el guitarrista Félix Cano Torregrosa, resultando una actividad interesante para los alumnos que han disfrutado conociendo esta tradición, demostrando que es una actividad de plena actualidad en nuestra sociedad actual, siendo necesario la participación de nuestras autoridades para la promoción y conservación de esta tradición, porque estaremos manteniendo uno de los rasgos culturales que nos distingue como pueblo.