17/10/2016

La epidemia de gripe de 1918: Una infección que afectó con especial virulencia a la población de Águilas

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Una de las epidemias más letales de la historia de la humanidad es, sin duda, por las enormes cifras que alcanzó, la que ha sido conocida popularmente con el nombre de “gripe española”.

La 'gripe española' infectó a 500 millones de personas, - un tercio de la población mundial de entonces- y mató a entre 50 y 100 millones. Se detectó por primera vez en Kansas (Estados Unidos) en enero de 1918 y se bautizó como española no porque este fuera su país de origen, sino porque, cuando en noviembre llegó procedente de Francia, la prensa le prestó más atención que en el resto de Europa, donde imperaba la censura por la Primera Guerra Mundial.  

Se extendió por todo el mundo y aunque se desconoce su tasa de mortalidad, se calcula que falleció entre el 10% y el 20% de los contagiados.  No sólo superó en cantidad de víctimas a la Peste Negra, sino que además incluso multiplicó varias veces en número a los caídos por la guerra misma. En total el 2,5% de la población mundial pereció y un 20% sufrió este subtipo del virus de la gripe, científicamente denominado H1N1, que destaca por su extremada virulencia, ya que no solo afectó a ancianos y niños, como suelen hacerlo las epidemias de gripe, sino que muchas de sus víctimas fueron jóvenes y adultos sanos. Ni siquiera los animales, como perros y gatos, estuvieron a salvo. Con un desgarrador índice de contagio del 50%, y síntomas capaces de debilitar y consecuentemente matar a una persona promedió fácilmente, la enfermedad se extendió por todo el mundo en cuestión de semanas.

Los estudios que se han realizado sobre muestras conservadas han descubierto que el virus causante de la gripe española era un virus de la gripe aviar que sufrió varias mutaciones que hicieron que pudiera infectar a humanos transformándolo así en un agente infeccioso letal.

Aunque la guerra no causó la gripe, la cercanía de los cuarteles y los movimientos masivos de tropas ayudaron a su expansión. Los investigadores creen que los sistemas inmunológicos de los soldados se debilitaron por la tensión del combate y los ataques químicos, incrementando las probabilidades de contraer la enfermedad . Un factor en la transmisión de la enfermedad fue la cantidad de viajes de los combatientes. La modernización de los sistemas de transporte posibilitó que los navegantes propagaran más rápidamente la pandemia sobre un abanico más amplio de comunidades. Por entonces, todavía no se habían descubierto los antibióticos. En su mayoría la gente que murió durante la pandemia lo hizo por neumonía causada por bacterias oportunistas que infectaron a quienes la gripe había ya debilitado. Sin embargo, una parte de los afectados por la epidemia murieron apenas unos días después de que se les manifestaran los síntomas de la enfermedad, víctimas de una neumonía vírica más grave, originada por la misma gripe, que dejo sus pulmones completamente encharcados de sangre o líquido. 

Investigaciones  posteriores han buscado las causas de la alta mortalidad de la gripe española. Las hipótesis sostienen que este virus mataba a sus víctimas mediante una hypercitoquinemia o “tormenta de citocinas”, una reacción inmune exagerada ante un tipo  patógeno altamente peligroso. Las citocinas son proteínas de control que ejercen una función reguladora en las células que las producen . Entre otras funciones,  dirigen a las células inmunitarias al lugar de la infección ,y a veces las inducen a producir más citosinas para reclutar más células inmunes Durante una “tormenta de citoquinas” una retroalimentación positiva repetitiva  se produce a causa de la presencia del subtipo H1N1 y se pierde el control que normalmente el organismo ejerce sobre la misma , con lo que muchas células inmunes se concentran en un solo lugar, dañando los tejidos  a causa de este proceso y provocando una gran respuesta inflamatoria.     Si se produce en el sistema respiratorio, como se daría en la gripe española, obstruiría las vías respiratorias pudiendo causar la muerte.  Este mecanismo explica por qué la gripe española también mató a gran cantidad de personas que no se encuentran normalmente entre los grupos de riesgo de esta enfermedad siendo la mayoría adultos jóvenes entre 15 y 35 años.

Las crónicas describen ente los principales síntomas “fiebre de 40 grados, dolor agudo en la cuenca de los ojos, en los oídos y en la zona lumbar” además de los típicos de la gripe: fiebre alta, tos, cansancio, dolor corporal y, en algunas ocasiones, diarrea y vómitos. Había también otros menos corrientes como dificultades para respirar (por inflamación y hemorragias en los pulmones), hemorragias nasales violentas, marcas rojas en el blanco de los ojos y manchas    de color caoba en la cara que completan el cuadro clínico que acompaño a esta enfermedad.

Uno de los lugares donde la gripe tuvo una especial virulencia fue en la localidad de Águilas como refieren muchos testimonios de personas mayores de la población. Hubieron incluso familias enteras que sucumbieron a la pandemia. Antonio Cerdán en “Águilas a través del tiempo” comenta que una fuerte tormenta impidió que durante un tiempo que pudieran realizarse los enterramientos acumulando los cadáveres. La solución a nivel popular era la      de beber alcohol como medida antiséptica advirtiendo la prensa local contra esta práctica.

La semana 15/9/1918

El final del verano ha sido cruelmente desastroso.  La sin aviso se ha cebado entre los nuestros de una manera despiadada, que todos hemos temido por el rompimiento del hilo de nuestra carísima existencia .

La crónica negra de la semana, ha sido sentidísima, abundantísima en manifestaciones sepelianas. Como ocurrió siempre que se declaró una invasión epidémica, la gente ha creído en la eficiencia del alcohol, como preservativo, contra los microgermenes, productores de ese estado gripal, que abate y descoyunta, pero que por si solo no es capaz de matar a nadie.

Simplemente lo que hace es ayudar, mejor dicho, predisponer el organismo para el acceso de otras enfermedades más graves, que son las que determinan la paralización y descomposición de las materias orgánicas.

En lo que se refiere al uso y abuso del alcohol, no creemos que esta medida sirva para otra cosa, que para aturdirse y no pensar en que uno puede ser atacado, pero tiene el inconveniente, (hablamos de abuso  de que siendo invadido por la epidemia, un cuerpo en estado anormal, es campo abonado para el mayor desarrollo de plebe microbiana, por lo mismo, pueden ser más irreparables las consecuencias.

La mejor disposición del organismo para preservarse de un mal mayor, es hacer una vida ordenada, sin alterar nuestras costumbres, puesto lo habremos observado, que solamente con cambiar un día la hora de la comida, es bastante para que sintamos alteración en nuestro cuerpo.

El alcohol tomado con prudencia, en pequeñas dosis, fortalece; pero el abuso, como todo lo que se hace o se toma en exceso, debilita, y ya sabemos que la debilidad es la causa esencial de los fatales desenlaces.

Higiene, limpieza, desinfección de tanto lugar inmundo como padecemos, evitación de las insoportables emanaciones, que en las horas nocturnas, despide el lavadero público, cuyo potente foco de infección es causa de que en el Barrio de San José, haya adquirido mayor incremento la enfermedad.

En Águilas hay que decirlo alto, se tolera entre otras muchas cosas, la cría de cerdos  dentro de las casas del casco de la población, y esta condescendencia, a cambio de la salud pública, junto con los muladares existentes en distintos sitios de la villa, y sin poner debido cuidado en la venta de salazones, son cosas que contribuyen poderosamente a que suceda lo que está pasando, y menos mal, que nuestro pueblo, por si muy salutífero, que sino, ¡a donde estaríamos ya!”

El elevado número de enfermos obligara al consistorio aguileño a tomar medidas de urgencia entre las que estaban el cierre de lugares públicos cubiertos como los teatros o las escuelas. Durante el periodo que duro la enfermedad la autoridad municipal pidió al cura párroco que se eliminara el toque de campanas fúnebres como se hacía en aquella época pues con su sonido continuo producía consternación entre los habitantes de Águilas aumentando la pesadumbre Las noticias que vendrán de afectados en la población resultaran ciertamente alarmantes.

   Globo 13/9/1918

“La epidemia gripal adquiere por momentos alarmantes proporciones en la capital y en el resto de la provincia.

En Lorca exceden de 1000 los atacados. Han ocurrido bastantes defunciones. La población está alarmadísima y se han solicitado medidas enérgicas del inspector provincial de Sanidad.

En Águilas reviste la epidemia caracteres muy graves, pues son bastantes las defunciones que el mal ha ocasionado en el vecindario.

De los pueblos inmediatos se niegan a ir a Águilas, donde los atacados suman tal cantidad que son insuficientes los medios de que se dispone para asistir a tanto enfermo”.

Durante el consejo de ministros incluso se abordó el problema  sanitario del municipio.

ABC 13/9/1918

“Anoche, a las ocho y diez, llego a Madrid procedente de Solozarno, el presidente del Consejo, a quien acompañaba su secretario particular, Sr Rovira.

El viaje lo hizo en automóvil sin detenerse en ningún punto.

El Sr Maura a poco de llegar, recibió la visita del subsecretario de la Presidencia, Sr Llanos y Torriglia, a quien comunico que el Consejo de ministros se celebraría esta tarde a las cinco.

El Sr Llanos extendió anoche mismo las oportunas citaciones.

Los informes que el Sr Rosado poseía por la tarde sobre el avance de la epidemia de gripe no eran muy tranquilizadores.

Según telegramas de Murcia, recibidos en el departamento, se propaga de una manera violenta la epidemia en Águilas“.

La epidemia seguía avanzando viéndose el ayuntamiento sin medios para poder controlarla teniendo que contratar a enfermeras voluntarias de otros municipios para atender enfermos.

El Siglo futuro 14/9/1918

“En Águilas continúa extendiéndose la epidemia gripal, la que alcanza grandes proporciones.

Los atacados pasan de mil y los médicos son insuficientes para tanto enfermo.

El Ayuntamiento ha ofrecido pagar a las enfermeras que se presenten.

Hay muchas víctimas y reina gran consternación”.

Los medios cartageneros indicaban que reclutas procedentes de distintas poblaciones entre  ellas Águilas habían contagiado a sus compañeros de cuartel tras reincorporarse al servicio.

El Eco de Cartagena 17/9/1918

“Siguen registrándose innumerables casos de esta epidemia que invade en la actualidad varias poblaciones de España.

En esta ciudad donde más se ha extendido es en la población militar pues parece que la epidemia ha sido simpática por los reclutas que recientemente han ingresado en filas pertenecientes a los cupos de Lorca, Águilas y otros de esta provincia.

Los casos volverán a aumentar por no haberse recibido el equipo médico necesario habiendo complicaciones serias entre los enfermos ante la falta de medicamentos con los que tratarlos.

 Heraldo de Madrid 19/9/1918

Entre los soldados de esta guarnición se han registrado más casos de gripe.

En Alcantarilla se extiende la epidemia.

En Lorca y Águilas se ha presentado el tifus exantemático, y los médicos tropiezan con que se carece de sulfato de quinina para combatirlo.

A Águilas no ha llegado aún el material de desinfección, a pesar de que el inspector de Sanidad dijo que se había enviado.

Las mercancías procedentes de Águilas estarán sometidas a un control sanitario preventivo.

El Tiempo 28/9/1918

Ayer llegaron a esta, procedente de Águilas, un vagón de trapos y otro de carbón vegetal.

El vagón de trapos ha sido reexpedido a Águilas y el de carbón será desinfectado preventivamente.

Los diarios locales apuntaban que su propagación era debida a la ausencia de higiene.

Vida Aguileña 29/9/1918

La epidemia reinante, que unos bautizaron con el nombre de “El Soldado de Nápoles”, otros con “el mosquito” y los más con el de “grippe”, y cuya aparición en Águilas pudo advertirse en los primeros días del mes actual, sigue su curso progresivo, aumentando por momentos el número de atacados y presentando cada nuevo día caracteres más graves. Al calculo que al principio se hizo, suponiendo en más de mil atacados , pudiéramos aumentar algunos cientos. Lo que al principio fue pasajera indisposición, hoy se le guarda respeto, se le considera grave, se le hacen honores de enfermedad de cuidado porque así lo exigen las victimas que causo; los que fallecen sino de la Grippe, si de sus derivaciones; por imprudencia unas veces, y otras, porque la infección alcanza proporciones graves en aquellos atacados, padecidos de otras enfermedades. Pero hay un número crecido de enfermos cuyo desenlace fatal es la muerte, por la miseria que reina en sus  hogares, por la falta de alimentación e higiene que padecen; repitiéndose el caso de haber hasta cuatro y cinco atacados, que no solo están en la misma habitación, sin que; para mayor desdicha, duermen en la misma cama. Y para evitar ese inhumano espectáculo arrancando de las garras de la muerte a esos infelices seres, que la más espantable miseria les acorrala dándoles zarpazos y dentelladas, es para lo que nuestras autoridades, el Municipio en pleno, debe recabar de los altos Poderes que eviten la continuación de este mal que ocasionas más víctimas que la misma enfermedad reinante.

No ignoramos que nuestra primera autoridad cruzo telegramas recabando el auxilio que indicamos; mas como nada practico se consiguió, precisa recurrir a medidas extremas que pongan a salvo la responsabilidad moral que sobre todos pesa al continuar la miseria que en cientos de hogares se enseñorea.

No hemos de permitir por más tiempo se hacinen en habitaciones inmundas y faltas de toda higiene, seres que derecho a la vida tienen, y para evitarlo, proponemos se cree una especie de lazareto, habilitando el Hospital y otras viviendas para ir recogiendo a todos aquellos enfermos que así lo aconsejen su mísera situación.

Atendida que sea esta apremiante necesidad, pónganse en práctica las medidas higiénicas que solo a título de previsión, se practican en Madrid y que son como siguen:

1ª Riego de las calles y aceras para mantener el estado de humedad necesario para impedir que el aire transporte con el polvo los gérmenes secos.

2ª Blanqueo y limpieza de los patios interiores de las casas, para evitar el contagio de la ropa que se tiende en ellos.

3ª Frecuente desinfección que hará el laboratorio municipal, de los locales destinados a espectáculos públicos o en que haya aglomeración de personas.

4ª Desinfección inmediata de las habitaciones en que haya algún enfermo que se presuma pueda padecer enfermedad contagiosa.

Practicadas estas medidas, habrán desaparecido, junto con otras inmundicias, los focos de infección que existen: uno en las Asperillas; otro en la Plaza de Robles Vives (Glorieta del Casino) y también en las playas de levante y Poniente, de cuyos vecinos recibimos constantes denuncias, protestando de esos lugares inmundos.

En Octubre se produce un repunte de la enfermedad debido al enfriamiento del ambiente al cambiar las temperaturas con la llegada de la estación otoñal. La situación de emergencia de Águilas obligo a levantar un hospital de campaña donde atender a los numerosos infectados.

El Tiempo 2/10/1918

“El capitán general de esta región ha puesto al gobernador civil de Murcia el siguiente telegrama:

“He dispuesto el transporte urgente  Águilas de tres tiendas de campaña y 80 jergones que ha autorizado el ministro de Guerra”.

Nos podemos hacer una idea del alcance real de la infección durante este mes con un cuadro realizado a partir de los datos que proporcionan los periódicos publicados en aquellas fechas.

 

DIA

CONTAGIOS

DEFUNCIONES

4 de Octubre

22 personas

4 enfermos

7 de Octubre

18 personas

4 enfermos

9 de Octubre

18 personas

7 enfermos

10 de Octubre

12 personas

2 enfermos

11 de Octubre

14 personas

2 enfermos

14 de Octubre

12 personas

3 enfermos

16 de Octubre

30 personas

9 enfermos

 

Día

 Contagios

Defunciones

19 de Octubre

19 personas

2 enfermos

21 de Octubre

17 personas

3 enfermos

24 de Octubre

12 personas

4 enfermos

25 de Octubre

5 personas

3 enfermos

 

La población se encontrara de esta manera desamparada al aumentar los casos haciéndose una reunión de notables que convoco la alcaldía donde se formó una Junta de Beneficencia destinada a recaudar donativos destinados a socorrer a los numeroso enfermos desvalidos.

 El Liberal 15/10/18

Sin pretender alarmar a quien nos lea, ni que nuestros escritos siembren la zozobra y el malestar, hemos de rendirnos ante la elocuente realidad y  llevar a las cuartillas las impresiones que hasta nosotros llegan de la epidemia que invade nuestro pueblo.

Como el que más sentimos que las de hoy, no sean todas las halagadoras que deseamos y aunque pese a nuestro deseo, la epidemia no manifestó su franca mejoría. Se inició el descenso pero aún son en número crecido los atacados que cada nuevo día aparecen. Y en cuanto a las defunciones, continuamanente llega hasta nosotros la triste nueva de algún fallecimiento.

En el pasado mes solo fueron 68 los que la grippe llevo al sepulcro, ¡respetable número que en tiempos de bonanza causaría espanto! Pero esa cifra será anulada por la que acuse el presente mes a juzgar por la crecida cantidad que solo en doce días transcurridos pueden contarse. Pasan de 50 los que hasta la fecha hizo descender al sepulcro la enfermedad reinante.

Y el Gobierno que sabe pueden contarse por cientos los atacados; que conoce las defunciones; que no ignora las miserias y privaciones que en muchos hogares reina; y que no duda de las muchas atenciones a que hay que acudir, y todas ellas reclamando gran cantidad de dinero, concretose enviar las ya tantas veces repetidas 1000 pesetas y las no menos celebres tiendas de campañas y colchonetas.

Del dinero que los gobernantes de altura nos enviaron ¡que hemos de decir! Tuvo una virtud que más adelante expondremos; y las consabidas tiendas de campaña y colchonetas es sabido de todos que ningún bien nos hicieron. ¿Para qué colchonetas si no hay camas, ni sabanas, ni mantas?

Sencillamente diremos, que para nada. La prodigalidad del Gobierno, Solo sirvió para almacenar armatostes, en espera de que pase la epidemia y retornen al lugar del que no debieron salir.

Por el contrario, el Gobernador nos dio la panacea que pondrá fin a nuestras calamidades, solo que su práctica, más Muerte se encargó de ejecutar.

En telegrama y todo (la urgencia así lo reclamaba) se acuerda el señor gobernador de participar al alcalde se ha encontrado el medio contra la gripe: ¡Aislar los primeros casos! ¡A los 40 días de conocer la primera autoridad de la provincia, cuál era el estado sanitario de este pueblo, se le ocurre pensar, que el remedio consiste en aislar los primeros casos! ¿Ignora por ventura el señor gobernador que los primeros casos tuvieron por aislamiento la sepultura?.

No son los primeros señor gobernador, son para los infinitos casos que se repiten, para los que pedimos remedio y esos, con su telegrama, no alcanzaran el bien deseado. Seguimos creyendo que la primera autoridad de la provincia perdió la memoria o vive en el limbo.

La virtud reconocida al dinero del Gobierno, fue la protesta unánime del pueblo, pero no por cierto con vana palabrería, que poco remedia en estos casos, si que con hechos que anularon, más aun, ridiculizaron la prodigalidad oficial.

Cuantos pueden; cuantos a trueque de algún sacrificio pudieran aportar su óbolo, el humanitario, al nunca bien ponderado fin de remediar al necesitado; dar medicinas al enfermo, alimentos al convaleciente y a las familias de los atacados les vimos cooperar, les vimos prestar su ayuda solícitos, sin que el mas mínimo reparo entorpezca esta santa obra, que habrá de grabar con caracteres imborrables de la inagotable caridad de este pueblo, que debe imponerse al sacrificio, cuando la vida de los más necesitados la ve en peligro.

Para administrar; para organizar y servir las medicinas y alimentos aquellas familias pobres que las necesiten, creose la Junta Municipal de Beneficencia, la cual ha quedado constituida de la siguiente manera.

Comisión administradora: - Presidente, don Antonio Marín Menú; secretario, Don Bartolomé Muñoz López: tesorero. D Manuel S. de Lama; vocales, don Doroteo Martínez y don Miguel Álvarez.

Comisión de higiene- Presidente, don José Carmona Mayo; vocales, presidentes sociedades obreras y Circulo de Artes y Oficios.

Comisión para la Cocina económica –Presidente, don Mariano Jiménez Garriga; vocales, don José López Muñoz, presidente de los exploradores y presidente del Circulo republicano.

Ya empezó su funcionamiento y ya suman miles de pesetas las recaudadas, y que espontáneamente entregaron los vecinos de este pueblo; y esos cientos y miles de pesetas que obran en poder de la Comisión correspondiente, llegaron en forma de alimento, de medicinas, de toda clase de beneficio a los hogares pobres; a las tristes  moradas de los que hubieran muerto de hambre y de miseria esperando que la caridad oficial llegase hasta ellos.

Y terminamos estas ligeras impresiones haciendo un ruego a nuestra primera autoridad que esperamos reconocido que sea hágase lo posible por practicarlo.

Es doloroso, y somos los primeros en reconocerlo, es doloroso repetimos arrancar de los brazos de una madre, de un esposo o de un hermano el ser querido, aunque de este solo quede la memoria inerte; ni su descomposición ni pudridez, son razones bastantes para justificar la separación; el cariño y el amor y todo lo relega a segundo orden, más las leyes establecidas obligan la separación y con pena, con hondo sentir, hay que soportar el siempre temido instante. Pero hoy otras son las circunstancias, otras son las medidas que la epidemia reinante exige y entendemos, que con gran dolor de todos debe adelantarse la separación, así lo aconsejan los doctores, así lo aconseja la vida de los más.

Los cadáveres de los que sucumbieron al golpe de esta aborrecible epidemia, deben ser conducidos al cementerio con la prontitud posible, dejando transcurrir solo el tiempo de las apremiantes necesidades, y servirá esta medida, ya puesta en práctica en otras poblaciones, para restar elementos a la epidemia que ha sembrado de luto a Águilas.

Si así queda reconocido por todos y nuestra primera autoridad quiere llevarlo a su realización, esperamos esta sea con la rapidez que imponen las especiales circunstancias por  que atravesamos.

El trabajo de la Junta de Beneficencia resulto fundamental para controlar la epidemia puesto que recaudo cinco mil pesetas entre los distintos colectivos de la localidad para atender a los enfermos sin recursos. La prensa apuntara una serie de medidas que debían de aplicarse para evitar que se repitieran casos similares, que aportan una valiosa información de la población.

Vida Aguileña 27/10/1918

Afortunadamente, aunque con harta lentitud, el horizonte se despeja y aparece un rayo de luz; luz de esperanza y de consuelo que esfuma la tétrica visión de la epidemia que cubrió con su negro manto este pueblo, y en cuyos pliegues, cientos de criaturas quedaron prendidas sembrando lutos y miserias en sus hogares.

Pocos, desgraciadamente pocos fueron los que libraronse de este azote. Con todos por igual tuvo los mismos respetos y sin detenerse ante nadie, penetro en todas las viviendas, consiguiendo en el corto espacio de muy pocos días, convertir en un gran hospital a este pueblo.

Mas ya retorna la calma, y la población adquiere su habitual movimiento, solo siguen clausuradas las escuelas y teatros; medida debe conservarse en vigor hasta que la completa normalidad reine entre nosotros, si quiera sea, en evitación del contagio, que todos admitimos puede producirse en los centro de reunión exentos de condiciones higiénicas.

Y cuando la epidemia sufre su descenso; tiende a su desaparición y promete abandonarnos, es cuando nosotros debemos ayudar a su extinción; a que no retorne; a que de una vez para siempre se aparte de nosotros; sin que su nueva visita nos sorprenda.

La rápida invasión y el desconocimiento de sus tristes consecuencias, puso abandono, dejadez y si queremos hasta un poquito de humorismo en “nosotros”, y “eso que anda”, “la enfermedad de moda” o  “el carabinero” lo consideramos como ligera broma que nos obligaba a retenernos en cama uno o dos días para dar descanso al cuerpo. Pero adquirió virulencia y la alarma cundía, por todo el pueblo, advirtiendo la falta de previsiones y la imposibilidad de apagar la hoguera en que cientos de criaturas se abrasaban, pagando a buen precio nuestra imprevisión, nuestro abandono, la falta de medidas higiénicas y profilácticas que pudieran evitar los males sufridos. Pero ya somos maestros en el dolor y peritos en la desgracia, y por tanto ya que el mal se va; nos abandona, se ausenta de nuestro pueblo; evitemos que retorne poniendo en práctica medidas que bien legisladas o ejecutadas en otras poblaciones, llegaron hasta nosotros.

Con buen acierto, fue ordenado por el Gobernador a nuestro Alcalde, que para evitar la propagación de la epidemia por medio de los viajeros procedentes de poblaciones atacadas, se procediera en las estaciones a la desinfección y reconocimiento de los viajeros, para lo cual nuestra primera autoridad local montaría un servicio de desinfección con personal apto, cosa que hasta la fecha ignoramos su cumplimiento y entendemos, no debe transcurrir un día más sin que se practique, teniendo presente, que de llegar algún viajero atacado debe aislarse en ese lazareto que se creó con las tiendas de campaña.

También por las carreteras llegan a esta población carruajes que proceden de carreteras atacadas y por igual debe de practicarse el reconocimiento y desinfección.

Es otra de las cuestiones que nos preocupa la debida higiene en nuestra plaza de abastos. Suelen servir, si no de mullido lecho, si de reposo, a algunos desaprensivos, las mesas de la pescadería, y las hemos visto acabadas de limpiar, en las horas de la tarde, servir de asiento y de cama, a más de un asiduo concurrente de aquel lugar, cosa que a nuestro entender no solo en época de epidemia, sino en todo tiempo, debe de evitarse, para lo cual llamamos la atención del señor Alcalde.

Aunque un poquito tarde, también entendemos debe de desaparecer la conducción de cadáveres al cementerio por hombres, sobre todo en tiempos de epidemia cuyo contagio es muy propicio.

Eso de ir abrazado al ataúd, en contacto casi, con el cadáver invadido de microbios insaludables, entendemos que es antihigiénico, y por tanto debe habilitarse algún carruaje, algo que haga desaparecer esta penosa conducción que más de una vez posible haya propagado la epidemia.

Y ya que tendemos con estas acotaciones a evitar que retorne el mal; a que su aislamiento y extinción se consiga,¿ no es llegada la hora que se destierre, de una vez para siempre, esa violenta, incomoda e insana costumbre de testimoniar el sentimiento haciendo acto de presencia en la casa del difunto?. Ya sabemos que en la generalidad de las poblaciones se estableció el sistema de colocar mesas con pliegos para firmar ¿ Por qué no hacerlo nosotros?

Si viéramos cumplidos; si alcanzáramos a ver practicadas las pocas medidas que apuntamos, es posible, que de la epidemia que tanto mal nos causa solo guardaremos el triste recuerdo de su paso por esta población, pero si por el contrario, nuestras previsiones de hoy, se pierden en la indiferencia y volvemos a cruzarnos de brazos, es posible que aun a pesar nuestro y a costa de nuevas víctimas, de nuevo nos visite”.

La enfermedad se mantuvo dos meses aunque estabilizada en unos niveles normales  frente a la virulencia que había tenido en Septiembre y Octubre.  Las cifras definitivas una vez superada la epidemia arrojan  más de mil infectados produciéndose un total de doscientas defunciones Esto lo convierte después de la guerra civil en el principal episodio del Siglo XX que influirá en el índice demográfico de la localidad iniciando un declive que perdura hasta los años sesenta.

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