Hoy, 25 de noviembre, día contra la violencia de género, al levantarme, vuelvo a escuchar que ha muerto otra mujer a manos de una expareja suya, la número 45 este año, según datos extraoficiales, la 40 según datos del Ministerio del Interior. Su expareja la ha matado degollándola y después ha llamado a su suegra para comunicárselo. Espero que antes de acabar este artículo no deba de cambiar este dato, porque, desgraciadamente, no es nada raro que una muerte de este tipo vaya acompañada de algunas cercanas en fecha, es más, en los últimos 10 días han sido, incluyendo el caso citado anteriormente, cuatro mujeres las muertas a manos de sus parejas o exparejas.
La violencia contra la mujer dentro de la familia, o de género como ahora se denomina, es un tipo de violencia injustificable, pero que viene asociada a motivos antropológicos, en una sociedad influenciada por factores sociales, morales, religiosos, y de educación, claramente machista, en el que la mujer siempre se ha considerado una posesión del hombre, y por lo tanto tendría el derecho a hacer sobre ella lo que deseara. Esto que acabo d decir no es una justificación de la violencia machista, sino todo lo contrario, es una forma de reconocer que el hombre que se cree con derecho a pegar, amenazar, amedrentar a su pareja hasta hacerla sumisa, o incluso creerse el dueño de la vida de una mujer, es un machista el cual ha sido creado por su entorno familiar más cercano, pero también por la sociedad en general que ha convivido y educado en valores a ese hombre, es decir, todos somos algo responsables de ello.
Aunque no para de lucharse desde las administraciones contra este tipo de muertes, hay que reconocer que algo está fallando. Desde el año 2000 hay 1033 mujeres muertas por sus parejas (Fuente: Delegación del Gobierno para la Violencia de Género). Se dice fácil, pero hay que reconocer que es una auténtica burrada que en sólo 16 años, que es hasta donde yo he recopilado, haya más personas muertas por la violencia en el ámbito doméstico contra la mujer que en 50 años de ETA en actos terroristas. Se han elevado penas, se ha hecho una discriminación positiva hacia la mujer desde un punto de vista judicial, se han creado juzgados específicos, medidas judiciales urgentes de protección, se ayuda desde las administraciones para cobijar en casas de acogida a víctimas en casos de urgencia….pero no se observa que descienda de forma considerable el número de fallecidas por ello. Por lo tanto está claro que continúan fallando las medidas protectoras, si bien, hay que tener claro que la seguridad total no existe, ni en este tipo de delitos ni en ninguno.
Los políticos publicitan a bombo y platillo que se cambia la legislación y se aplican medidas de control policial sobre víctimas, como por ejemplo los brazaletes telemáticos de control de distancia, o creación de unidades policiales específicas contra el maltrato. Pero después llega la realidad, y no es otra que si se modifica la legislación, pero la partida presupuestaria destinada a la lucha contra esta lacra ha bajado desde el años 2010 un 26%, reduciéndose de 34,3 millones de euros a 25,4, que los brazaletes telemáticos no se aplican como pena en la mayoría de los casos, y cuando se hace suele realizarse sobre todo en grandes núcleos urbanos y no en pequeñas poblaciones, que los grupos policiales destinados a ello no se encuentran en todo el territorio nacional, existiendo una clara diferencia entre la especialización en las zonas territoriales competentes de Policía Nacional respecto a las de Guardia Civil, no estando, además, unificada la actuación de las Policías Locales en esta materia en todo el territorio nacional, existiendo ciudades con una gran implicación de sus policías locales y otras totalmente inexistente.
Y qué podemos hacer el entorno de las víctimas para intentar ayudar en estas situaciones? Pues sin duda debemos de concienciarnos todos que debemos de informar a las autoridades si conocemos, o creemos conocer, que hay alguna amiga, familiar o vecina, que pudiera estar siendo víctima de malos tratos. Muchísimas veces estas mujeres no denuncian por temor, temor a su pareja, temor por el futuro, temor por el qué dirán. Aunque desde fuera se ve fácil que se debe denunciar, no siempre es así. Muchas de las mujeres que sufren este tipo de violencia dependen económicamente de sus parejas y se les hace muy difícil denunciar por el temor a qué será de su vida, de la de sus hijos, si no tiene entrada de dinero a su hogar por ninguna otra vía. Otras tienen un status social alto, y para ellas denunciar puede suponer un escándalo en su círculo social, ya que este tipo de conductas violentas de los hombres, al contrario de lo que muchos creen, no son exclusivas de un tipo determinado de condición social, cultural o profesional. Muchas otras tienen temor a que la reacción del hombre sea más violenta aún que las llevadas a cabo por este hasta ahora, y que el desenlace final sea precisamente el mismo que el de las 1033 mujeres.
El caso es que todos los motivos para no dar el paso de denunciar se resumen en una palabra: miedo. Y eso es lo que el entorno de las víctimas debe de intentar hacerles entender a estas, que la persona que está junto a ella está para compartir su vida con ella, no para dominarla, y que el miedo no cabe en una relación normal. Si sabemos que alguien maltrata a su pareja, debemos apoyarle en todo lo posible, ayudarle a dar el paso para salir de una vida de desaires y rechazo hacia su persona. Debe de entender que ella, por si sola, puede crearse su propia vida, sin sufrir, sin que el divorcio sea un estigma en su vida, sin pensar en dependencias económicas o pasionales respecto del hombre. Y si ella no da el paso y de verdad crees que existe un riesgo importante de esa mujer, o crees que está siendo víctima de violencia de género, no dudes en contactar con los cuerpos policiales, llamar al teléfono gratuito 016 de ayuda a las víctimas de violencia de género, o al 112. Ponlo en conocimiento de las autoridades y ayuda a desenmascarar una situación en la que tu amiga, tu familiar, tu vecina, sin duda estará sufriéndolo, posiblemente en silencio.