07/11/2016

Águilas durante el periodo cantonal: Una población indefensa ante el movimiento insurrecto de Cartagena

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El Siglo XIX se caracterizó por su inestabilidad con pronunciamientos, revoluciones y guerras de carácter civil o colonial. La etapa más tumultuosa resulta sin duda la del sexenio democrático o revolucionario (1868-1874) que supone el periodo inicial de la traumática transición desde un liberalismo de signo conservador a una situación democrática cuando se derroca la monarquía.

Los intentos por establecer una nueva dinastía en España no fructificaron por la inestabilidad política a pesar de que el candidato elegido Amadeo de Saboya, pertenecía a una dinastía que era considerada liberal por las clases medias españolas, por haber sido la unificadora de Italia.

La dimisión del Rey Amadeo I de Saboya (1873), por la oposición de los partidos políticos a su gestión y los conflictos bélicos carlista y cubano, provoco el cambio de sistema de Gobierno en España. El federalista Francisco Pi y Margall presentó la propuesta republicana a sus señorías en Cortes. La Asamblea Nacional aprobó el advenimiento de la I República en las Cortes, por mayoría absoluta, el día 11 de febrero de 1873. El partido republicano llegó al poder lastrado por sus divisiones internas entre unitarios y federados y éstos a su vez entre intransigentes y moderados según su modelo  de construir el estado. Los primeros pretendían gobernar desde abajo por medio de asambleas como órgano representativo  y los segundos desde arriba desde las instituciones para salvaguardar el orden. Estanislao Figueras asumió los cargos de jefe del Gobierno provisional y del Estado. El nuevo Ejecutivo estaba integrado por progresistas y republicanos federales. La etapa de Estanislao Figueras se caracterizó por la inestabilidad  política con la proclamación efímera del Estat Catalá  y la crisis económica con el incremento del déficit y el paro. La discusión sobre el carácter unitario o federal de la república originó dos intentos de golpes de estado por parte de la oposición radical, en febrero y abril, para acabar con los republicanos federales lo que radicalizo dos posturas prácticamente irreconciliables.

El Gobierno provisional convocó elecciones a Cortes Constituyentes en mayo de 1873. La abstención resultará muy elevada tanto  por la guerra carlista como por el retraimiento de los monárquicos. Los republicanos federales obtuvieron la mayoría absoluta de la Cámara.  Las Cortes Constituyentes aprobaron el establecimiento de la República Federal, el día 8 de junio de 1873. Los federalistas, a su vez, apostaban por hacer una división territorial del Estado en cantones independientes, a imitación de Suiza. Las discusiones internas en el seno del Consejo de Ministros causaron la dimisión del presidente Estanislao Figueras. Las Cortes eligieron como sustituto al federalista Francisco Pi y Margall al día siguiente. El presidente Pi y Margall impulsó el proyecto constitucional  creando una comisión. El borrador de la Carta Magna recogía entre otros principios el Estado federal contemplando  una división territorial de España en diecisiete Estados soberanos con autonomía plena pada dotarse de una constitución y gobierno propios.

La impaciencia de los republicanos federalistas ante la lentitud en la aprobación del proyecto constitucional provocó el estallido de huelgas revolucionarias y la fundación de cantones independientes en el Levante y Andalucía. El presidente Pi y Margall presentó la dimisión irrevocable el 18 de julio, ante las críticas que recibió de la cámara por su oposición a reprimir el movimiento  cantonal enviando al ejército. Málaga, Sevilla y Cádiz fueron las poblaciones en las que se produjeron agitaciones, siendo especialmente grave los casos de Alcoy y Cartagena.

Las Cortes designaron nuevo presidente a Nicolás Salmerón. El nuevo jefe del Gobierno erradicó los cantones independientes entre el 26 de julio y el 8 de agosto, mediante el envío del ejército a las zonas sublevadas. En Murcia, la Junta Cantonal abandonó la capital con destino a Cartagena ante la inminente llegada de las tropas del general Martínez Campos. La ciudad portuaria se convertiría de esta forma en el último bastión del cantonalismo en España.

En Cartagena, los republicanos federales habían proclamado el cantón el 12 de julio de 1873 mediante la colocación de la bandera roja (símbolo revolucionario) en el castillo de San Julián. Los cantonalistas ocuparon el Ayuntamiento, el Arsenal y las baterías de costa. El cantón de Cartagena permaneció independiente del Gobierno central debido al poderío de la Flota española asentada en su puerto (cinco fragatas, dos vapores y una corbeta) y al sistema de fortificaciones de la ciudad costera. Roque Barcia dirigía la Junta Revolucionaria y el guerrillero Antonete Gálvez asumió el cargo de comandante en jefe del ejército cantonal. El líder revolucionario delegó el mando de la Flota en el general Juan Contreras. Los sublevados intentaron sin éxito la expansión de su territorio hacia el interior con incursiones por Hellín, Orihuela y Lorca, y utilizaron la Armada como instrumento de intimidación para financiar el mantenimiento del cantón a costa de los impuestos de las ciudades costeras de Alicante, Torrevieja, Águilas, Mazarrón, Vera y Almería. La Junta Revolucionaria creó el periódico 'El Cantón Murciano', para la difusión de sus ideas y noticias, y emitió el duro cantonal como moneda propia, aprovechando la riqueza mineral de la región. En la ciudad de Murcia, el líder federal Jerónimo Poveda dirigió la sublevación cantonalista. El batallón de Voluntarios de la República tomó el Ayuntamiento el 14 de julio, con el consentimiento del gobernador civil.

El movimiento cantonalista fracasó en el resto de la provincia, en cuyos ayuntamientos había  una mayoría de republicanos moderados. Los cantonales iniciaron entonces un proceso de expansión territorial que pretendía extender su apoyo por toda la provincia e incluso a los pueblos de las regiones limítrofes. Por el interior los cantonalistas murcianos avanzaron por Librilla, Alhama y Totana estableciendo juntas Cantonales que fueron provisionales. Por otra parte fuerzas cartageneras marcharon sobre Lorca a la que impusieron un impuesto. También por mar hicieron expediciones sobre las poblaciones de Mazarrón y Águilas con este objetivo.

El sobresalto a la población llegó el día 15 de Julio cuando se presentó en Águilas el diputado  Alfredo Sauvalle con la intención de disolver el ayuntamiento e instalar en su lugar una junta revolucionaria partidaria del movimiento cantonal a lo que se negara el alcalde Carlos Acuña. Una interesante carta que publicó la prensa indica cómo se había desarrollado este incidente.

La Paz de Murcia 24/7/1873

“Nuestro celoso corresponsal de Águilas, provincia de Murcia, nos remite acerca de los sucesos que han tenido lugar en dicha villa, los siguientes datos:

«En la villa y puerto de Águilas de la provincia de Murcia, población que en las contiendas políticas siempre ha sido un paraíso de tranquilidad y orden, y que está situada a unas diez leguas de Cartagena, también ha habido amagos de desórdenes el día 15 del corriente, provocados por el diputado intransigente Sauvalle, sujeto que antes ha pertenecido a las filas de D. Carlos.

Este señor remitió al alcalde D. Carlos Acuña un oficio, en el que le ordenaba que en un término perentorio, resignara el mando en una junta de salud pública que se había formado: el alcalde sorprendido, contestó; «Que no teniendo órdenes superiores, no podía acceder a su manda to» El diputado entonces, se presentó en el ayuntamiento, y la acritud de él o de algunos concejales, dio origen a que se irritaran los ánimos, en términos que se profirieron amenazas, lanzándose a la calle el Sauvalle y reuniendo sobre 100 hombres, que con pretextos de trabajos tenía reunidos desde por la mañana; encerró en uno de los almacenes del muelle, catorce o diez y seis de aquellos, que inmediatamente se pusieron a hacer cartuchos, pues se habían comprado con anticipación, todas las municiones de las tiendas.

Este pacífico pueblo no acostumbrado a estos fieros alardes, se alarmó de una manera indescriptible, y gracias a algunas de las principales personas que intervinieron en el asunto, pudieron, con grandes esfuerzos, aplazar el choque por aquel día. En este y siguiente no cesaron los cabildeos y embajadas, hasta en el caso de tener el alcalde que reunir a los principales contribuyentes y autoridades civiles y militares para pedirles parecer en tan delicado asunto, y después de discutir largamente, se acordó nombrar una comisión que fuese a ver al Sr. Sauvalle y hacerle comprender desistiera de su propósito, toda vez que otras poblaciones, mucho más importantes como Lorca, Mula, Totana, etcétera, nada habían hecho para adherirse al movimiento de Cartagena, y que hasta era una insensatez adelantarse a tal cosa. En vista de lo cual o por razones dé más valía cedió el Sauvalle.

Las hablillas y noticias de grueso calibre a que dio lugar este suceso, no es posible enumerarlas pues decíase, entre otras cosas, que Sauvalle había pedido una fragata con gente de desembarco, y que el alcalde recibía órdenes superiores para resistirse, pues se le auxiliaría con 600 hombres de la división Velarde.

La población después de este suceso retomo la normalidad volviendo de nuevo la tranquilidad.

 La Correspondencia de España 17/7/1873

Carece de todo fundamento la noticia de que en Águilas (Murcia) puede por ahora alterarse el orden público, Así se desprende de los últimos partes que hoy se han recibido.

No sería por mucho tiempo. El 17 de Julio el Comandante de Carabineros de Cartagena del que dependía el destacamento de Águilas ordeno al jefe de la guarda local que se desplazara hasta la comandancia de Cartagena para entregarles su armamento si no se adherían al movimiento.

La fragata Fernando el Católico salió de Cartagena el 18 de julio llevando fuerzas a Mazarrón y Águilas, que terminaron por unirse a los cantonales al carecer de fuerzas para hacerles frente.

El Cantón Murciano 22/7/1873

El Vapor Fernando el Católico salió a reconocer antes de ayer la costa y nos trasmitió la adhesión de los pueblos de Mazarrón y Águilas.

En primer lugar se presentaron en Mazarrón  a la que impondrán una contribución. Después  se dirigieron a Águilas donde llegaron el día 19 amaneciendo las principales casas con marcas que provocaron entre la población temor ante las distintas interpretaciones de su significado.

 La Paz 27/7/1873

Por falta de noticias directas, y sin responder de su veracidad, trasladamos a continuación los siguientes párrafos de cartas de Águilas y Lorca publicadas por el “Diario Español”. He aquí lo que dicen de Águilas.

“Inútil creo decirle después de lo relatado, que todas las personas pudientes de la población han emigrado, y las innumerables familias procedentes de Cartagena que se habían refugiado en este pueblo creyendo haber encontrado su ancora de salvación, se han visto obligados a marchar al campo, donde buscan alojamiento.

El móvil que ha impulsado a las familias a salir de la población, ha sido el hecho de haber amanecido esta mañana y haber encontrado en las principales casas cruces y carteles, atribuyendo el pueblo tales insignias al saqueo, robo, asesinato, etc.

Ni afirmo ni niego la probabilidad de estas conjeturas, lo cierto es que en el pueblo reina un pánico indescriptible.

Los cantonales desembarcaron en Águilas  pacíficamente quedando constituida la junta local el día 19 estando presidida por José Hernández como alcalde siendo secretario Alfredo Cervetto   Nos hacemos una idea de cómo ocurrieron los hechos con un escrito que se remitió a la prensa.

La Paz de Murcia 24/7/1873

Día 19. A las ocho de la mañana, se ha presentado el vapor Fernando el Católico con grandes fuerzas de desembarco, un inmenso gentío se había posesionado del muelle, paseos de !a Farola, etc. Han desembarcado la comisión y un comandante de voluntarios, y seguidos de un inmenso pueblo frio e indiferente ha llegado a las casas consistoriales, y el famoso albéitar de Cartagena, Duarte ha pronunciado un buen discurso en el cual ha indicado que no vienen a traer la perturbación y la guerra, sino la paz y la concordia. que se respeten todas las opiniones políticas, y sobre todo la propiedad y  la familia, pues nadie tiene derecho a tomar lo que no es suyo, y después de alabar grandemente a la verdadera República federal, ha concluido llamando traidor y usurpador al Gobierno de Madrid.

Se dice que van a desembarcar 300 hombres para marchar sobre Lorca y adherirla también al movimiento.

Hasta la hora presente había calma y sosiego en la población. Dios quiera siga así, aunque todo hace prever que no sucederá nada desagradable por la cordura y sensatez de este buen pueblo. –A la salida de este correo se estaba formando la Junta de Salud pública –El alcalde Sr Acuña y algunos concejales no se habían presentado.

Día 20. Los insurrectos de Cartagena han entrado en esta población por que no había fuerzas que pudieran oponérseles; pues el vecindario era, es y será siempre hostil a ese movimiento que no corresponde a los sentimientos generales del país. La junta que han formado la componen en su mayoría radicales, algunos moderados y un medio republican, hombre por cierto inmoderado en sus actos y acciones y orador bien desagraciado.

Los insurrectos se han apoderado de la estación telegráfica cerrándola y sellando, y poniendo presos a los telegrafistas, así como han despachado a los empleados de sanidad del municipio. También han abolido los derechos de consumos, y ayer tarde reunieron a los contribuyentes para hacerles saber que habiendo decretado la Junta la abolición de los arbitrios, era necesario pensaran el medio de allegar recursos y hasta propusieron recargar con un 30 por 100 la contribución, lo cual fue desechado; y preveo que esta cuestión va a dar malos resultados.

A las dos de la tarde de ayer, se marchó el Fernando el Católico, para Cartagena, después de haberse llevado los fondos de la Aduana. Y gracias a que Sauvalle había trabajado para que no se impusiera ningún gravamen al pueblo, pues si no hubiéramos tenido que hacer lo que Mazarrón que ha tenido que aflojar por un trimestre 38000 rs.

El Comité creado no tomo posesión de su cargo por lo que el Juez municipal ante la ausencia de autoridad convoco a la antigua corporación para que volvieran a gobernar en la población Temiendo que volvieran los insurrectos el ayuntamiento acordara aplicar medidas poniendo puestos de vigilancia en el Castillo y Cabo Cope además de otros puntos intermedios entre la población y Cartagena para avisar con telégrafo de banderas si observaban algún movimiento.

La milicia de Lorca se prestara a colaborar con el consistorio en caso de haber nuevos asaltos.

El Imparcial 26/7/1783

Dos oficiales de la milicia de Lorca han estado en Águilas para ofrecer su apoyo a los de este punto si son atacados por los rebeldes de Cartagena.

El Gobierno central como respuesta a las incursiones marítimas realizadas por los cantonales publico el Decreto de Piratería el día 20 donde consideraba a las tripulaciones de las fragatas sublevadas como piratas a las que aplicar las ordenanzas que la Armada determina dentro de su reglamento  lo que permitía que pudieran ser interceptados por barcos gubernamentales    o extranjeros.  La respuesta desde Cartagena vino el día 22 cuando declaro como “traidores a  la Patria y a la República Federal” a los miembros del gobierno de Madrid. La tensión de esta manera iría en aumento. El día 23 de vuelta a la base de Cartagena el navío “El Vigilante”  fue apresado por la fragata alemana Friedrich Karl, y después de liberar a su dotación, fue llevado hasta Gibraltar para ser devuelto al gobierno legítimo de Madrid. No sería el único episodio de esta naturaleza. En los intentos por cobrar deudas, los buques cantonalistas Vitoria y Almansa bombardearon Almería a finales de julio, y cuando se dirigían a Málaga, a principios de agosto fueron interceptadas por las fragatas alemana Friedrich Karl y británica Swifsure, en una acción por la que el Cantón estudio firmemente declarar la guerra a Alemania por continua hostilidad.

Mientras tanto se envió a Águilas un cuerpo de voluntarios cantonales para restablecer la junta local valiendo como retaguardia de Antonete Gálvez que desde Murcia se dirigía a tomar Lorca.

La Correspondencia de España 26/7/1873

Los cantonales de Cartagena han enviado a Águilas 200 voluntarios que se habían despronunciado, y a Lorca los cazadores de Mendigorria y otras o dos compañías.

El órgano oficial cantonalista resaltara la importancia que tenía esta partida de voluntarios.

El Cantón 26/7/1873

Para guarnecer el castillo de Águilas se disponen a salir I00 voluntarios movilizados que pronto estarán repartidos  por todo el cantón. La mayor parte de las guardias y retenes dé la plaza, se cubren por voluntarios de la milicia sedentaria, no menos infatigable que la movilizada.

No sería este realmente un contingente numeroso reponiendo la junta disuelta y marchándose.

La paz de Murcia 3/8/1873

Según informes de nuestro corresponsal, que el  26 entraron en Águilas 70 voluntarios, chiquillos en su mayor parte, al frente de los cuales iban chiquillos en su mayor parte, al frente de los vuales iba el presidente de la Junta con un gorro colorado en la cabeza.

La gente del pueblo, más bien por curiosidad les rodeó, lo cual produjo en ellos algunas sospechas, toda vez que empezaron a cargar los fusiles En seguida colocaron centinelas en algunos puntos, repusieron a la anterior junta que había huido, cobraron algún dinero, y a las veinticuatro horas he embarcaron en dos faluchos con destino a Cartagena.

Mientras esto sucedía en Águilas, Antonete Gálvez hacia entrada triunfal en Lorca al frente de 2500 hombres, después de haber entrado el solo horas antes con un corneta y conferenciando con la junta.

El encargado de la Hacienda cantonal Alfredo Sauvalle ante la situación económica insostenible que estaban atravesando salió a principios de agosto para Águilas y Mazarrón  con el objetivo de recaudar impuestos no logrando la colaboración esperada de la juntas locales. El comité de Águilas que no había desarrollado actividad alguna se disolvió  definitivamente el 6 de agosto.

Durante el mes de Agosto las fuerzas institucionales iniciaron la ofensiva contra el movimiento cantonal. La escuadra gubernamental, al mando del contralmirante de la armada Miguel Lobo Malagamba, intentó un bloqueo cercando Cartagena el día 14, pero terminó retirándose ante el fuego  de las baterías defensivas cartageneras, que dieron alcance al buque Ciudad de Cádiz produciéndole un muerto, algunos heridos y varios desperfectos. Las campañas cartageneras continuaran convirtiéndose ante la ausencia de recursos en campañas de saqueo lo que desde la prensa nacional era denunciando por la ineficacia del gobierno para acabar con su actividad  sobre todo después de haberse presentado en Torrevieja donde actuaron con total impunidad.

La Esperanza 16/9/1873

Aun a riesgo de cualquier aventura, es tal la penuria que se nota en Cartagena respecto á comestibles, que el Gobierno cantonal rogó al generalísimo Gálvez hiciera alguna expedición en busca de alimentos; y con efecto, ayer salió nuestro héroe en la fragata de ruedas Fernando el Católico, con rumbo al E., llegando y desembarcando en Torrevieja, donde arrambló con cuanto pudo en las pocas horas que permaneció en tierra.

Es muy extraño que el Gobierno no ponga a los pueblos al abrigo de estas piraterías, permitiendo que los de Cartagena cometan impunemente estas depredaciones, cuando tan fácilmente podría impedirlas.

Con tener resguardado a Torrevieja. para evitar un desembarco, y con hacer lo mismo con Águilas, les sería imposible a los insurrectos efectuar expediciones marítimas. Siguiendo la costa al E. tras de Torrevieja, no hay más punto importante que Alicante, y Almería al O. después de Águilas, y a ningunas de ambas capitales nos parece se atreverían a ir los de Cartagena.

La acción posterior que realizaran será contra Águilas que no tenía unas defensas adecuadas para protegerse como habían comprobado los cantonales en sus visitas anteriores. El órgano oficial del movimiento cantonal proporciona la visión del bando rebelde acerca de esta acción.

El Cantón 18/9/1873

AI terminar la tarde de ayer volvió la pequeña expedición marítima que el «Fernando el Católico» llevó al próximo pueblo de Águilas escoltado por la «Numancia» y la «Méndez Núñez.» Fue bajo la dirección del comandante de la “Numancia» y la fuerzas militares al mando del brigadier Carreras, llevando además una comisión del seno de la Junta soberana,   y no bien aparecieron a la vista de Águilas se atropellaba la gente por abandonar el pueblo, creyendo se iba a saquearlo como propalan nuestros enemigos.

Al poco rato de haber desembarcado, lo hizo también el almirante inglés que siguió al «Fernando» desde el momento de su salida y pasó a saludar a los jefes de la expedición       para asegurarles la estricta neutralidad de sus fuerzas en todo lo que a los intereses de los españoles se refiera.

Celebrada una reunión en la Casa Consistorial, a la que faltaron el Ayuntamiento y principales contribuyentes, se desistió de intimarles la adhesión al Cantón murciano, por la exposición en que quedarían los republícanos del pueblo, que han sido; los últimos en disolver su Junta en este movimiento y se les pidió un anticipo a la contribución, recaudando hasta 68 000 reales. También se hizo incautación de algunos comestibles, que con 163 cabezas de ganado menor habrán sido desembarcados a estas horas.

En la tripulación y fuerzas de tierra que componían la expedición ha reinado durante todo el viaje el mejor espíritu de subordinación y disciplina, fraternizando con el mayor entusiasmo la compañía de ejército, al mando del teniente coronel Real con los voluntarios móviles al del comandante Pinilla.

Nuestra marina aumenta en estas pequeñas expediciones sus bríos. Animo, que de la escuadra federal pende el éxito de la revolución.

Los sucesos que se vivirán en la población serán realmente de un enorme dramatismo. No ocurrió como en las ocasiones anteriores en que los insurrectos no habían tenido ninguna resistencia al desembarcar produciéndose en esta ocasión  un intercambio de disparos con     la guarnición de carabineros que por ser inferiores no podrán hacerles frente retirándose.       La principal escaramuza tendrán lugar en el ancharon donde actualmente está el Place ton      Los principales hacendados que tenía Águilas Manuel Acuña, Francisco Ruano, Juan Antonio Fortun, Juan Capell y José Crouselles serán retenidos como presión imponiendo un elevado rescate para liberarlos teniendo que reducirse por no poder afrontar el pueblo aquella suma Iniciaron entonces los rebeldes un saqueo sistemático de la población así como de su campo     El temor se apoderara de todo el vecindario viéndose que no respetaban ninguna propiedad No solo se llevaron el dinero también apresaron dos embarcaciones con víveres que había en el puerto quedándose el municipio en una delicada situación por no disponer de suministros.

La Paz 26/9/1873

Con atraso de seis días hemos recibido una carta de Águilas, en la cual se nos refieren detalladamente los hechos cometidos por los expedicionarios de Cartagena; pero como después de los días transcurridos ha perdido dicha carta la oportunidad de que la publiquemos integra, nos limitaremos a extractar lo más importante que encontremos en ella. El día 16 del corriente apareció en las aguas de Águilas el Fernando el Católico, la Méndez Núñez y la Numancia, acompañados de una fragata italiana y otra fragata y goleta inglesa.

El comándate de la goleta bajo a tierra, haciendo saber a los de Águilas que los insurrectos iban decididos a todo trance a hacer acopios de víveres, sin que los buques extranjeros pudieran impedirlo, pues su misión se limitaba solamente a proteger las personas y los intereses se los naturales de su nación.

Al poco de haber fondeado desembarco la tropa de Mendigorria e Iberia, parte de las cuales se apoderaron del castillo y demás alturas y puntos estratégicos. Por casualidad tropezaron con una fuerza de carabineros, con la cual se cruzaron algunos tiros, a lo cual se debe, el que alarmada la población, huyeran al campo muchas familias, llevándose algunos intereses y retirando ganados, caballos.

Los insurrectos por medio de pregón, llamaron a todas las autoridades, cuyo paradero se ignoraba, a los mozos de la reserva y a los mayores contribuyentes.

Ni los primeros ni los segundos se presentaron, pero si los últimos, a los cuales reunidos en la casa ayuntamiento, se les hizo saber que debían afrontar una contribución de 40000 duros.

La imposibilidad de satisfacer dicha cantidad, obligó a los insurrectos á rebajaría hasta la cuarta parte, intimando a los contribuyentes la hicieran efectiva en el término de dos horas, pues de lo contrario, serian constituidos en prisión a bordo de uno de los buques.

Durante estas dos horas, los insurrectos se desparramaron por la población, rompieron a hachazos las puertas de la aduana, llevándose el tabaco y efectos estancados que hallaron.

Otros grupos saquearon completamente los almacenes y tiendas de comestibles. Otros en las afueras, capitaneados por presidiarios, se apoderaron de todos los ganados que encontraron; y otros, en fin, destinaron a hacer visitas domiciliarias, las que llevaron a cabo con la más minuciosa escrupulosidad.

Mientras estos actos tenían lugar, el comodoro inglés, vice-cónsul y algunos oficiales se paseaban tranquilamente por los sitios más públicos, mirando con curiosidad las faenas que  se entregaban los insurrectos.

A las ocho de la noche se presentaron los contribuyentes, pues habían empeñado la palabra de honor de hacerlo así, manifestando lo infructuoso de los pasos que habían dado para hacer efectiva la contribución.

En consecuencia, fueron conducidos entre un pelotón de cuarenta hombres al Fernando el Católico en calidad de presos, lo cual causo en la población  una sensación y disgusto imposible de  describirse.

En este estado, se pidió auxilio al cuerpo consular, el cual pasó a bordo del Católico, no pudiendo conseguir la libertad de los presos mientras no entregasen 10.000 duros.

Se formaron listas de suscripción que no pudieron llenarse,  porque la verdad es que el metálico escaseaba en el pueblo , pero al fin al día siguiente se presentó en la población uno de los presos, bajo su palabra de honor diciendo que habían conseguido bajar la cuota a 5000 duros.

Seguidamente se trabajó cuanto pudo logrando reunir 68.000 rs., que unidos a lo entregado el día anterior, sumaban unos 80.000, con lo cual se contentaron los insurrectos, poniendo inmediatamente en libertad a los presos, no sin amenazar con una segunda visita muy pronto.

Las pérdidas ocasionadas a la población, cuyos detalles tenemos, pero que omitimos en obsequio a la brevedad, ascienden a unos 369.200 reales.

Los buques insurrectos eran la Numancia, Méndez Núñez y Fernando el Católico. Los buques extranjeros se componían de la fragata inglesa Surffsure, goleta Torch y la fragata italiana Venezzie.

Los jefes insurrectos eran los siguientes: Brigadieres, Pernas y Carreras; coronel, Lareal; teniente coronel, Ussei; teniente coronel comisario, Barrios; representante de la Junta, Moya; delégalo del gobierno Torres Mendieta.

Tropa: 300 hombres de Mendigorría, 300 de Iberia, 500 voluntarios, marineros 800, presidiarios 300. Total, 2.200.

Han desertado varios soldados y marinos, presentándose a las autoridades.

Corre hoy la voz de una segunda visita de los insurrectos.

Entre las tropas rebeldes durante los desembarcos se producían deserciones de soldados que abandonaban la disciplina cantonal ocurriendo esto en la incursión de Águilas. Lo que aquí se escaparon se presentaron en Almería dando información acerca de la situación en Cartagena.

La Paz 24/9/1873

Con referencia a los presidiarios fugados de Águilas presentados en Almería y que  acompañaban a los insurrectos de Cartagena se sabe que solo llevaban en los tres buques unos trescientos a cuatrocientos hombres de desembarco entre presidiarios, voluntarios y tropa, do los cuales apenas  echaban pie a tierra muchos hacían lo propio que ellos, como pasó en Torrevieja también.

Los mismos dicen que no hablan oído nuda sobre la ida a aquella ciudad, ni menos la creían, puesto que su objeto era visitar las pequeñas poblaciones donde no pudieran resistirse.

Dicen además que todas las fuerzas que se encuentran hoy dentro de Cartagena no exceden del número de cinco mil hombres.

La autoridad será repuesta a los pocos días sin que se hubiera constituido el comité cantonal.

El Popular 21/9/1873

Funcionan ya libremente las autoridades de Águilas.

Los insurrectos visitaran Alicante, que se negó a unirse al Cantón, por lo que en la mañana del día 27 de septiembre iniciaron un intercambio de fuego con las baterías de tierra que durara cinco horas regresando a Cartagena sin que hubieran podido cumplir con el objetivo previsto No tardaran mucho en darse la noticia de que era posible un nuevo desembarco en Águilas

El Popular 3/10/1873

Se habla aunque vagamente de otra expedición que intentan los cartageneros.

Sentiríamos que se confirmasen los temores que abrigaban, nuestros  corresponsales dé Águilas y de Almería, sobré ser estás poblaciones objeto de la codicia de aquellos.

El pánico de esta manera se apoderara del todo el vecindario que abandonara la población.

La Paz 2/10/1873

El corresponsal de Águilas de nuestro colega “El Popular” le dirige desde Lorca con fecha 26 la siguiente carta.

«Señor Director de "El Popular.»

Muy señor mío: Toda la población de Aquiles, unos 3,000 vecinos, la hemos abandonado, huyendo a los pueblos del interior, pues ni aun en el campo nos creíamos seguros.

La mayor parte nos hemos refugiado en Lorca, pueblo sumamente hospitalario, y en el cual estamos sumamente libres de una invasión de los barbaros cantonales de Cartagena. Todo el pueblo de Lorca, sin distinción de clases, edades, ni sexo, está dispuesto a impedir que penetren en él ni uno solo de los insurrectos de Cartagena.

Esta emigración en masa de la población de Águilas, ha, sido motivada por el rumor esparcido de que los buques piratas volvían de nuevo a nuestra infortunada villa, a concluir de saquearla por completo, y como sabemos por experiencia que ninguna protección habían de prestarnos las escuadras extranjeras, cada individuo y cada familia, salvando lo que ha podido, ha ido a otras poblaciones a buscar en ellas cuando menos la seguridad personal que no tienen en su propia casa.

Sin embargo Vd. no sabe señor Director, cuantos perjuicios y cuanta es la perdida de intereses que nos ocasiona esta emigración forzosa a que las emigraciones nos obliga una importante cantidad de dinero además de apresar un pequeño barco con víveres.

Los barcos cantonales pasaron por la costa de Águilas pero en esta ocasión su destino será  otro dirigiéndose hacia Garrucha asolando como habían hecho con Águilas los pueblos de aquella comarca (Vera, Cuevas de Almanzora, Turre y Mojica). La flora rebelde era visible desde Águilas por lo que el temor de que hubiera un nuevo desembarco era más que real.     

La Época 5/10/1873

Hoy se hallaban al frente de Águilas el vapor Fernando el Católico, la Tetuán y una goleta inglesa.

Las malas condiciones del mar hacían pensar que pudieran estas desplazándose por tierra.

La Paz 6/10/1873

Ante el temor de que los insurrectos desembarcados en Garrucha y Vera fueran de nuevo a Águilas, el vecindario de esta población huyó casi todo. Creíase quo llegarían por tierra al saber que por el temporal no pudieron embarcarse y se vieron obligados a pasar todo el día 4 en la playa. El mal estado de la máquina de la Tetuán impedía la acelerada marcha do los buques, que solo navegaban tres millas por hora.

No harían ninguna parada pudiendo observarse la escuadra pasar con rumbo a Cartagena.

El pensamiento español 6/10/1873

Según manifiesta el general en jefe , el vapor Fernando el Católico, seguido de una goleta inglesa, se hallaba ayer mañana a cinco millas frente al puerto de Águilas, con rumbo a Levante. La fragata Tetuán salía de Garrucha acompañada, de buques extranjeros.

El gobierno mandara a sus barcos para impedir nuevas salidas atravesando por estas costas.

La Época 10/10/1873

Según parte del alcalde de Águilas, A las cuatro de la tarde de ayer, y a unas 18 millas de la costa, pasaron por frente  a dicho punto la escuadra del contraalmirante Lobo con rumbo a Cartagena.

El encuentro entre ambas flotas tendrá lugar el 11 de Octubre en el bahía de Portman. Los rebeldes contaban con barcos más equipados, mientras que los gubernamentales tenían oficiales competentes haciéndoles huir hasta Cartagena. Impondrán un bloqueo al puerto   pero  no podrá mantenerse por las fuertes defensas de Cartagena optando por retirarse lo  que será criticado desde Águilas por considerarlo una irresponsabilidad al dejarles libertad     de movimientos nuevamente a los insurrectos por lo que el pueblo quedaba desamparado.

 El Imparcial 18/10/1873

En el puerto de Águilas ha producido muy mal efecto la noticia de la retirada de la escuadra del contraalmirante Lobo.

La ineficaz actuación de Miguel Lobo hará que sea cesado como comandante. El gobierno intentara buscar una vía pacifica pero no dará resultado. Inician entonces nuevas acciones    con el capitán Casimiro Carre Chicarro al mando de una escuadra blindada. Desde alta mar comienzan los bombardeos contra las baterías de defensa de la costa el 26 de Noviembre        El puerto de Águilas se convertirá  en un importante punto estratégico de abastecimiento.

El Pensamiento 27/10/1873

Según telegrama del ayudante de Marina de Águilas, esta mañana se ha presentado en aquellas aguas la fragata de guerra italiana Venecia, que cargó víveres en dicho punto, tomando rumbo para Cartagena.

Haciendo de base logística de los buques que hacían de observadores internacionales.

El pensamiento español  13/11/1873

Ha fondeado en Águilas la cañonera inglesa Hart, procedente de Escombreras.

Mientras tanto el ejército  con sucesivas operaciones estrechara el cerco de Cartagena.  El 12  de diciembre se alcanzan los límites de la pedanía de La Palma.  El 29 se incendió y hundió la fragata cantonal Tetuán.  La noche del 2 de enero de 1874 se ocupaba el arrabal de San Antón.   

Desesperadas  las autoridades cantonales  enviaron  un mensaje al Gobierno de EEUU en donde hacían la solicitud formal de incorporarse como Estado. Antes de que el Congreso norteamericano pudiera estudiar la propuesta lo principales líderes de la insurrección con Antoñete Gálvez se embarcaron en la fragata Numancia el 12 de Enero con rumbo a Oran abandonado la ciudad que no tardara mucho en capitular ante el ejército gubernamental.

El presidente Emilio Castelar que había dirigido el país desde la renuncia de Nicolás Salmerón   por motivos de conciencia al no querer  firmar una sentencia de muerte, asumiendo poderes extraordinarios del Parlamento para solucionar los graves problemas políticos, económicos y sociales de la nación mediante la suspensión de las Cortes, instaurando una república unitaria, volvió a convocar a la cámara el 2 de Enero de 1874 para rendir cuentas y anunciar que había terminado  el problema cantonal. Los diputados le acusaron de dictador por como había sido su gobierno perdiendo la votación de la moción de confianza por lo que presento la dimisión.

Durante la votación de un nuevo presidente el general Manuel Pavía evitó el restablecimiento del federalismo mediante un golpe de Estado encargando la formación de un nuevo gobierno de unidad nacional a Francisco Serrano siendo este el final de la primera república, resultando paradójico que las dos opciones enfrentadas en el conflicto cantonal acabaran paralelamente.

Terminaba de esta manera un convulso periodo histórico en el que el vecindario de Águilas se había visto involucrado de forma directa como escenario principal de los sucesos acontecidos.

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