08/09/2019

De camino a casa

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Las 8 de la tarde y la gente apurando sus compras en los supermercados. Entramos a un supermercado y vemos a un señor leyendo su lista de la compra, a aquella señora decidiendo entre esta crema y la otra, a un niño que corretea por el pasillo con su madre detrás, a otra señora buscando los yogures perfectos, a familias con el carro caminando lentos –seguramente agotados-  y jóvenes leyendo ingredientes de los productos. Y luego está el típico que en su casa dijo “voy a comprar dos cosas”, que ha ido cargando hasta no poder más.

Llega el momento de pagar y siempre me encuentro lo mismo: gente usando bolsas. Algunos las traen de casa y otros las compran allí mismo. Pero muy poquitos son los que llevan un carrito de la compra.

Y es algo que me da pena. Me da pena ver a personas cargadas hasta las trancas de bolsas caminando despacio como pingüinos, de un lado a otro, con dificultad, de camino a casa. Gente joven, gente mayor. Solo unas cuantas señoras mayores –y yo- vamos con nuestro carrito de la compra.

¿Por qué no está extendido el uso del carro de la compra? Que alguien me lo explique, por favor. ¿Cuándo se volvió lo normal llevar hasta tres, incluso cuatro bolsas pesadas en los brazos? El camino a casa debe de ser agotador. Es sufrir de forma innecesaria. ¿Acaso no tenemos suficientes problemas ya?

Charlando con amigos sobre esto, suelo escuchar frases del tipo: “es una pena, ¿pero, qué le vamos a hacer?” Yo lo tengo muy claro: pues usar el carro de la compra. Hace seis años que lo uso para las compras grandes y lo recomiendo a todo el mundo. Es tan sencillo como cogerlo antes de salir a comprar, igual que cogemos el monedero, las llaves y el móvil. ¿Vas a comprar? Llévate el carro de la compra.

Hay de todos los precios y calidades, es cuestión de elegir el que más nos guste. Y utilizarlo.

¿Y tú? ¿Usas el carrito de la compra? ¿Tienes familiares mayores que siguen cargando con bolsas pesadas? ¿Tus padres lo usan o usaban? ¿Eres joven y prefieres cargar las bolsas? Dejadme que os cuente que llevar el carro de la compra no es cosa de mayores, yo empecé a usarlo en la veintena y fue todo un acierto. Y tampoco es un acto heroico el cargar con tanto peso y estar deseando llegar a casa. ¡Espero hacer reflexionar con este artículo!

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