El reino de Murcia se convirtió durante la Guerra de Independencia en un territorio estratégico en las comunicaciones entre Andalucía y Levante. La guerra llegará a suelo murciano en 1810. Los franceses, al mando del general Horacio Sebastiani, ocuparon Granada en el mes de enero, continuando su desplazamiento a Murcia en una operación que entraba dentro de la campaña de Andalucía. En el mes de abril, las tropas españolas replegadas instalan su cuartel en Lorca. El general del Ejercito Centro, Joaquín Blake, llegará poco después ante la posible amenaza de invasión desde la comarca de los Vélez. No permanecerá por mucho tiempo en la ciudad, retirándose a Orihuela, quedando como defensa de la ciudad la escasa guarnición del batallón provincial mandada por el coronel Juan Potoux y Mojica. La situación fue aprovechada por las tropas enemigas para avanzar por el terreno, saliendo el coronel Potoux a combatirlas en las cercanías del castillo de Xiquena el 20 de abril en un episodio que tendrá como resultado final su derrota y muerte. Una vez libres de cualquier resistencia, los franceses, al mando de Sebastiani, llegan a Lorca dos días después iniciando su saqueo. La tarde del 24 entrarán en Murcia, donde harán lo propio. Sebastiani haría una tentativa de dirigirse a Cartagena, pero por las defensas que tenía lo desestimó, teniendo que regresar a Andalucía por acciones de la guerrilla. Los franceses permanecen en Lorca una semana, donde efectúan numerosas acciones depredatorias antes de abandonarla. El 12 de mayo, Manuel Freire, nuevo general en Jefe del Ejercito Centro, en sustitución de Blake que había sido nombrado miembro del Consejo de la Regencia, entró en Lorca restableciendo el orden y reponiendo las autoridades depuestas. La ciudad organizó una partida de voluntarios formada por dos divisiones precedidas por un cuerpo de tiradores que saldrá el 16 de mayo hacia Vélez, encontrándose en la zona de Nogalte con una división de la vanguardia del ejército francés, a la que obligarán a batirse en huida retrocediendo hasta Baza en donde habían establecido su campamento principal.
Hacia el verano se producirán nuevos movimientos. El 11 de junio se informaba de movimientos franceses en Baza. El 21 de ese mismo mes se daba cuenta de que estaban en Vélez Rubio, donde establecerán una comandancia. La tensión de esta forma aumentó en las poblaciones por esta cercanía. Joaquín Blake será designado jefe del ejército de Murcia el 23 de julio. No tardará en plantar batalla, enfrentándose a los franceses en Baza sin resultado. La debacle motivó que los franceses entraran en Lorca de nuevo, haciendo numerosos desmanes. El general Blake, mientras tanto, quedará apostado en Alcantarilla en el mes de agosto con el objetivo de impedir la penetración enemiga en el Reino de Murcia. Una unidad de caballería se presentó en Águilas, el 10 de agosto, siendo la primera ocasión que los franceses aparecían en la población imponiendo un impuesto, para marchar después sin más padeceres. Indicar del vecindario que su situación era de enorme penuria por los efectos de la guerra que arruinaría el comercio e incrementando el precio de los productos básicos. El ejército invasor intentó atacar la capital el 28 de agosto, pero el general Blake que la protegía consiguió detenerlos mediante el reforzamiento de las defensas militares, la entrega de armas al pueblo y la inundación de su Huerta. Los milicianos de Lorca les hostigarán en su retirada hacia Granada, logrando obtener una importante victoria.
La situación se complicó en otoño, pues las fuerzas francesas se acuartelaron en la Zarzilla de Ramos, corriendo peligro los pueblos de toda la comarca desde Moratalla hasta Águilas. Una partida francesa se presentó en Caravaca, donde permanecerán del 9 al 11 de noviembre, produciendo múltiples desórdenes. Por otro lado, también en Cehejín, el día 27 habrá un intento de penetración francesa procedente de Hellín. No todo será contrariedad. Las tropas del reino de Murcia que mandaba el general Blake, traspasarán la frontera del reino de Granada ocupando Cullar y asediando Baza ese mismo mes. Igualmente, en aquel momento estarán especialmente activas en el Noroeste, por las características de su terreno, diversas partidas de guerrilleros. El peligro de incursión de franceses provocó que a finales de año el comandante del Ejercito Centro, Ambrosio de la Cuadra, se estableciera en Caravaca con su dotación para cubrir el camino de Andalucía, fortificándose la ciudadela como cuartel general.
Durante el nuevo año se esperaban nuevos ataques procedentes de Huèscar, por lo que las alarmas serían constantes. En marzo, las noticias de avance desde la comarca de Los Vélez movilizó contingentes de Librilla, Totana y Lorca, sin más consecuencias. Los acontecimientos más destacados sucederán en verano, durante el mes de agosto, al producirse importantes combates. Por las vicisitudes de la guerra, el frente se había ido desplazando al área granadina. La escuadra francesa adelantará sus posiciones en la venta del Baúl (Baza). El comandante Antonio de la Cuadra mandó al encuentro, para intentar impedirles la marcha, al Jefe del Estado Mayor, José O'Donnell, teniendo lugar en Zújar la lucha el 9 de agosto con resultado adverso. Este desenlace motivó que al día siguiente los ejércitos españoles se retiraran. La cuarta división marchó a Lorca, mientras que el general Cuadra se dirigirá a Caravaca. No habiendo apenas avanzado volverían nuevamente a ser atacados, no pudiendo resistir la superioridad enemiga dividiéndose los destacamentos. Los generales Cuadra y Lazarrabal toman la ruta del norte por Caravaca. La cuarta división, bajo el general José Zayas, irá por el camino real a la Huerta de Murcia. Por último, las tropas de la segunda y tercera capitaneadas por Joaquín Campillo fueron por la costa, teniendo todas de destino Alcantarilla. Los invasores ocuparán Puerto Lumbreras, el día 12, iniciando diversas acciones por el territorio. Ese mismo día por la tarde, un batallón llegará a Águilas, donde infinidad de personas estaban descansando por la temporada de baños. Ninguno imaginaba que con una línea del frente, en principio retirada, pudiera haber peligro alguno. La población estaba totalmente indefensa, por haberse retirado los cañones del castillo al inicio de la guerra para trasladarlos a Cartagena que iba ser fortificada. La guarnición que lo protegía había sido destinada al ejército de Murcia, siendo reemplazada por voluntarios locales. No había tampoco vecinos disponibles para rechazarlos, pues habían sido reclutados para el Ejercito Centro los más aptos. De esta manera, no encontrarán los franceses oposición, perpetrando incontables desmanes en la población y quedándose para pernoctar en las inmediaciones.
La misma noche del saqueo, la segunda y tercera división al mando de Joaquín del Campillo, que hacía el recorrido por la costa, pasará por Águilas, comprobando que estaba ocupada por los franceses. No dudará en iniciar un ataque, pese a que era de noche. El cansancio acumulado después de varias jornadas de marcha tampoco fue un obstáculo. Los enemigos contaban con trescientos hombres, iniciándose un intenso tiroteo donde algunos edificios resultarán dañados. La operación finalizará con la huida de los franceses. No habrá que lamentar víctimas civiles en la acción, aunque en las filas españolas habrá una importante pérdida, Joaquín del Campillo, miembro del estado Mayor en grado de ayudante primero que estaba al mando de la tropa, el cual perecería en la intervención. Igualmente, habrá dos soldados más muertos. El informe oficial redactado de los acontecimientos los recogía en estos términos:
Parte del general en jefe interino del tercer exercito D. Manuel Freyre al capitán general D. Joaquín Blake, general en jefe del segundo y tercero exercito
Con fecha del mismo 13, daba parte el jefe de estado mayor desde Almazarron, de que había reunido a sus órdenes la segunda y tercera división, y se había puesto en marcha desde Pulpí a las Águilas, porque los enemigos habían ocupado el puerto de Lumbreras, y seguían con su caballería el camino real. Al llegar a las Águilas, supo que el pueblo estaba ocupado por 300 caballeros enemigos. A pesar del extraordinario cansancio de la tropa, a las 10 de la noche determino atacarlos; los batió e hizo evacuar el pueblo con pérdida de número considerable número de enemigos y varios despojos. El fruto de esta pequeña operación ha sido libertar a muchos enemigos que nos habían hecho en el camino real, y abrir y asegurar el camino a los muchos rezagados que el cansancio había obligado a quedarse atrás, lo que no había podido evitar la eficacia de los gefes y oficiales, pues dicha infantería había andado 32 leguas en 4 días sin recibir en ellos más que 32 onzas de pan.
Nuestra pérdida en dicha acción de Águilas fue de 2 muertos y 3 heridos, haciéndola muy sensible la muerte del benemérito oficial D. Joaquín Campillo, ayudante primero de estado mayor, que cayó atravesado de dos balas, dando a la tropa exemplo del intrépido valor que siempre la había distinguido.
Los siguientes días habrá mucha incertidumbre. Lorca será atacada al día siguiente logrando rechazar el asedio. El día 18 estaba el invasor en Vélez- Blanco, donde impusieron un impuesto. Harán algunas acometidas en las cercanías de Caravaca, llegando a dos leguas de la ciudad el día 19, pero las milicias patrióticas les harían retroceder. El 20, una semana después de producirse los incidentes de Águilas, se presentaron de nuevo en la localidad las tropas enemigas francesas con el general Soult. La someterán como escarmiento durante más de cinco horas a un despiadado expolio antes de marcharse. Los vecinos, desamparados, la habían abandonado para refugiarse en los campos, quedando vacio el vecindario. Esta sería la última ocasión que los franceses se presentarían en este tranquilo rincón. El día 22 de agosto, las fuerzas francesas inician un replegamiento hacia los Vélez y Huéscar, mientras el ejército español entraba en Cehejin. El 23 abandonarán Puerto Lumbreras, volviendo con ello la tranquilidad a la comarca. Los franceses no volverán para inquietar Murcia hasta enero de 1812, que rebasan sus límites para dirigirse a la capital. Durante el sitio de la ciudad morirá el general español Martín de la Carrera, que había venido desde Elche a socorrerla. Por varios días, el área de Huerta de Murcia y el Valle de Ricote sufrirán la depredación francesa. En ese mismo mes, el general Soult toma Valencia, acrecentándose las acciones en el Altiplano (Yecla, Jumilla). Cartagena, por sus fuertes defensas y la cobertura naval prestada por Inglaterra, quedará libre.
Un suceso transcendental sucederá en Julio de 1812, con la victoria del Duque de Wellington en la batalla de los Arapiles, que permitirá a los españoles la liberación de Madrid y el dominio sobre el valle el Duero. Las tropas francesas abandonarán Andalucía, retirándose al norte de la península por Levante, el día 15 de septiembre. El Noroeste, por ello, será lugar de paso entrando desde Huescar y Puebla de Don Fabrique dirección Caravaca. El grueso del ejército, con unos cincuenta mil hombres, atravesó Calasparra en un despliegue que se prolongó hasta principios de octubre, cometiendo numerosos desmanes por los pueblos de la zona. La guerra, no obstante, quedaba alejada definitivamente de las fronteras de la región, aunque no terminará hasta 1814, finalizando un episodio histórico donde Águilas, una vez más, había sido protagonista.